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Habitar el mar: una escapada a The Cape, Los Cabos

The Cape celebra 10 años de hacer que el lujo una a sus visitantes, locales y extranjeros, en un espacio que invita a bajar el ritmo y convertirse en parte del paisaje.
dom 26 octubre 2025 08:00 PM
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The Cape es el lugar en el que te transformas en parte del impactante paisaje de Los Cabos. (Foto: Cortesía)

Hay lugares que no se visitan, se habitan. The Cape , en Los Cabos, es uno de ellos. Desde que cruzas el lobby y el Pacífico se abre frente a ti, algo cambia en el ritmo interno. Todo se vuelve más lento, más presente. La brisa salada entra como una invitación a dejar atrás la prisa, y uno entiende que este no es solo un hotel para dormir: es un espacio para reconectar.

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Diseñado por el arquitecto mexicano Javier Sánchez, el hotel combina brutalismo, mar y desierto en una coreografía precisa. El concreto y la piedra volcánica no contrastan con el entorno: se funden con él. Inspirado en las raíces mexicanas de los años 60, con toques modernos y un aire de Malibú, el hotel evoca la elegancia relajada de una casa retro frente al mar.

Este verano, The Cape celebró su décimo aniversario, consolidándose como uno de los íconos del lujo contemporáneo en Baja California Sur: un lugar que no envejece, sino que se reinventa con la misma naturalidad con que cambian las mareas. Las habitaciones, todas con vista al océano, son refugios contemporáneos donde el sonido de las olas se cuela como banda sonora permanente. Desde la terraza, la vida se siente suspendida entre dos horizontes: el de la tierra árida y el del agua que no termina nunca.

Foto de la costa de Los Cabos
The Cape, hotel en Los Cabos, tiene una maravillosa vista al océano Pacífico. (Foto: Cortesía)

El lujo de la cercanía

El lujo aquí no está en la ostentación. A diferencia de otros hoteles donde la exclusividad se confunde con la distancia, aquí la hospitalidad se vive desde la cercanía. Su filosofía come as you are lo resume todo: encanto, autenticidad y un equipo que te hace sentir parte del lugar desde el primer saludo. No hay protocolos rígidos ni gestos ensayados; hay sonrisas sinceras, detalles que surgen del instinto y una calidez que recuerda que el verdadero servicio nace del placer de compartir.

Esa misma filosofía se refleja en su relación con la comunidad. The Cape ofrece precios especiales para los lugareños en su spa, restaurantes y eventos culturales —desde cenas hasta conciertos—, integrando la vida local en lugar de excluirla. Es un lujo que no separa, sino que conecta.

Foto de una vissta general del hotel The Cape en Los Cabos.
The Cape Los Cabos fue diseñado por el arquitecto mexicano Javier Sánchez. (Foto: Cortesía)

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El alma de la mesa

El corazón del lugar vibra en su cocina. En Manta, el chef Enrique Olvera —sí, el mismo detrás de Pujol— rinde homenaje al Pacífico como territorio compartido. Su menú no pretende deslumbrar, sino conectar. El sashimi de totoaba con vinagreta de chile, el mole negro con mariscos o el arroz meloso con tinta de calamar hablan de un México que mira hacia el mar y hacia el mundo con la misma curiosidad. La experiencia se amplifica con los vinos del Valle de Guadalupe y un servicio que equilibra precisión y calidez.

En The Ledge, más informal pero igual de memorable, el desayuno se convierte en ritual: frutas frescas, chilaquiles perfectos y un café que sabe a mar y sol. Por la noche, la experiencia sube de tono con el menú degustación curado por el chef Ari Reyes y la sommelier Cindy Sandoval, un dúo que combina técnica y emoción, con maridajes que celebran tanto el territorio como la intuición.

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The Ledge, el increíble restaurante de The Cape, tiene una bellísima vista al océano Pacífico. (Foto: Cortesía)

Cuando cae la tarde, el Rooftop Bar se enciende. Desde esa terraza, la vista del Arco es cinematográfica: el sol se hunde en el horizonte mientras suena música en vivo y los cócteles —mezcal con albahaca, piña y cardamomo— saben a vacaciones sin final. No es raro que la noche termine en una conversación con extraños convertidos en amigos, bajo un cielo tan despejado que parece editado.

Cuerpos de agua

El bienestar en The Cape se vive como una extensión del paisaje. El Currents Spa es un santuario subterráneo que parece esculpido por el agua. Todo —desde las texturas minerales hasta las fragancias botánicas— está pensado para que el cuerpo recuerde lo que la mente olvida: cómo soltar.

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Currents Spa, The Cape. (Foto: Cortesía)

Y cuando se logra soltar, el entorno cobra protagonismo. La mañana puede empezar con yoga frente al mar o con una travesía en catamarán ( wildcanyon.com.mx ) por las mejores playas de la zona, donde el tiempo deja de tener medida. Desde el agua, la línea entre cielo y océano se difumina: los delfines suelen marcar el ritmo, las imponentes ballenas se asoman a saludar, y el Arco —esa escultura natural esculpida por el tiempo— se revela como un símbolo de permanencia, el contraste entre lo que el mar erosiona y lo que resiste.

Donde el silencio tiene forma

The Cape no pretende serlo todo. Su grandeza radica en saber lo que no necesita: ruidos innecesarios, decoraciones redundantes, excesos. Aquí el lujo se mide en horizonte, en silencio, en hospitalidad consciente. No es un lugar de paso, sino un punto de inflexión. Uno se va distinto, más liviano, como si el mar hubiera lavado las capas del tiempo.

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Atardecer desde Sunken Bar. (Foto: Cortesía)

Cada rincón de la propiedad parece diseñado para que los sentidos despierten: el salitre en la piel, el tequila frío en los labios, el eco del oleaje detrás de cada conversación. Aquí el lujo no se impone, se insinúa. Y quizá esa sea su mayor virtud: recordarte que la belleza no está en mirar el paisaje, sino en sentirte parte de él.

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