En las inmediaciones del Palacio de Buckingham, Knightsbridge y algunas otras atracciones icónicas de Londres, esta propiedad es la primera que la marca de 157 años de antigüedad inaugura en suelo británico, tomando como referencia las más exquisitas residencias privadas de aquel país.
Para lograr este cometido recurrieron al arquitecto y diseñador de interiores Peter Marino —la mente detrás de boutiques para marcas como Dior, Chanel y Louis Vuitton—, quien se encargó de dotar las 190 habitaciones y suites de muebles a medida, textiles y obras de arte originales y detalles como vestidores recubiertos de caoba y baños de loza de ónix color miel.
Desayunar en el lobby es la oportunidad perfecta para disfrutar de algunas de las delicias preparadas por el equipo culinario, como un pan francés con una crujiente cubierta de azúcar caramelizado, la delicada selección de bocadillos que acompaña la hora del té o un Dry Martini —una de las bebidas favoritas del mítico espía inglés James Bond— que puedes disfrutar al ritmo de la música en vivo que cada tarde inunda el espacio con sus acordes.
La apuesta por el bienestar se hace presente en el spa y en el amplio menú de masajes y tratamientos faciales y corporales que se ponen a disposición de los huéspedes, así como en la alberca de nado de 25 metros localizada en el tercer sótano y cuya iluminación se ajusta durante el día para hacer match con la luz del exterior.
Para aprovechar al máximo la estancia y dependiendo de los gustos y preferencias de cada huésped, el equipo de concierge dispone de una probada lista de recomendaciones que van desde una carrera al aire libre por los parques y jardines de los alrededores, sesiones de shopping en las boutiques de Sloane Street o una degustación de los cocteles que se sirven en el bar Brooklands a la hora justa en la que el sol se va ocultando detrás del horizonte.
Los highlights
Canton blue
Canton Blue y su bar adyacente, Little Blue, sirven co- cina china innovadora, cócteles y tés en un ambiente cuya exótica decoración estuvo a cargo de Henry Leung, de CAP Atelier, quien celebró la unión de las cul- turas asiática y británica en el comercio de especias.
Brooklands
La esencia del autódromo de Brooklands —sinónimo de velocidad revolucionaria, vuelo y aventura— fue recreada en este espacio que reúne un bar, un restaurante y un salón de puros desde los cuales se domina el skyline londinense. Desde el ingreso en la planta baja comienza una experiencia que incluye la exhibición de objetos relacionados con las carreras y la industria aérea, un ascenso en elevador que recrea los sonidos de un globo aerostático y una selección de cocteles que fusionan recetas clásicas con el twist que uno puede esperar en una capital como esta.
El restaurante combina la cocina creativa europea del chef director Claude Bosi y Franceso Dibenedetto con un entorno modelo y elegante que rinde homenaje al Concorde, incluyendo la impresionante réplica de la aeronave que abarca todo el techo. La prueba indiscutible de su éxito han sido las dos estrellas Michelin recibidas en menos de dos años de su apertura.
Belgravia
Con una arquitectura georgiana, las boutiques de marcas de lujo más exclusivas y experiencias gastronómicas de primer nivel, este distrito de Londres invita a perderse en sus calles, en sus cafés y en sus galerías de arte.
En los alrededores de Knightsbridge también puede visitarse la mítica tienda departamental Harrod’s, famosa por sus escaparates, sus distintos y muy variados departamentos y por ofrecer inigualables oportunidades para tomar fotos que darán muchos likes a cualquier cuenta de Instagram.
Este artículo lo leíste originalmente en la edición print Verano 2024.