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Detrás de Imagine Dragons: Mitchell Schellenger transforma giras en experiencias

Detrás de cada luz, cada sonido y cada lágrima en Loom Tour, hay una mente que transforma la música en emoción pura. Mitchell Schellenger nos cuenta cómo cada detalle del show conecta con los fans.
jue 04 septiembre 2025 02:49 PM
imagine dragons mexico 2025
En su gira LOOM Tour, Imagine Dragons trae un escenario monumental diseñado por Mitchell Schellenger.

Lejos de los lujos habituales del mundo del entretenimiento, Mitchell Schellenger mantiene una pasión pura por su trabajo: el diseño de escenas y la dirección creativa para artistas de renombre mundial. A lo largo de más de una década, ha trabajado con bandas como Imagine Dragons, Pentatonix, JBalvin, FUN., Third Eye Blind, The Gaslight Anthem, Snoop Dogg y muchos más.

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En esta entrevista con Life and Style, Mitchell nos habla sobre su trayectoria, su enfoque creativo y la experiencia de dar vida a Loom Tour, la gira más reciente de Imagine Dragons.

Al iniciar la conversación, Mitchell muestra una mezcla de entusiasmo y humildad. “Es genial, es increíble que alguien haga este trabajo”, comenta con una sonrisa, mientras reconoce la energía que implica colaborar con artistas de alto perfil y la responsabilidad que conlleva y es que su pasión por la música y los visuales es evidente desde el primer momento. Habla de su proceso creativo con precisión y con un tono cercano, como si compartiera secretos de un oficio que ha perfeccionado durante años.

Mitchell Schellenger: cómo creó la identidad visual de la gira LOOM, de Imagine Dragons

Schellenger comenzó a trabajar con Imagine Dragons por allí de 2013.

“Empecé hace 10 años, principalmente enfocándome en las luces. Luego, a lo largo de los años, he evolucionado en diferentes roles hasta encargarme del diseño estético, del diseño de la escena y de la dirección creativa general”.

Explica que casi todo lo que se ve en un show de la banda ha pasado por su mente en algún momento, esta relación prolongada le ha permitido conocer a fondo los gustos y preferencias de los miembros de la banda, creando un nivel de confianza que facilita la colaboración y acelera el proceso creativo.

Para Schellenger, cada nueva gira comienza con la música. “Siempre digo que la música nos dice qué queremos ver en el show. Nuestro papel como diseñadores visuales es traducir lo que la gente escucha en sus oídos a algo que puedan ver”.

Nuestro papel como diseñadores visuales es traducir lo que la gente escucha en sus oídos a algo que puedan ver.
Mitchell Schellenger, diseñador de escenografía

En el caso de Loom Tour, la primera fase del diseño comenzó con la escucha de la versión preliminar del álbum LOOM, que le da noombre a la gira.

Mitchell nos describe cómo se sumerge en la música, a menudo conduciendo su coche y dejando que los sonidos lo guíen, tal como lo haría un fan. “No me gusta sentarme en un ambiente estéril con notas abiertas y un cuaderno; prefiero experimentar la música, dejar que los sentimientos iniciales que provoca determinen las ideas visuales”, explica.

Después de absorber la música, Mitchell toma notas, hace pequeños dibujos y comienza a dar forma a sus ideas. “Para mí, el proceso siempre empieza con esto, ya sea que esté trabajando con una banda por primera vez o con una que conozco desde hace diez años. Todo se pone a punto; la nueva música guía el proceso”. Este enfoque demuestra cómo la sensibilidad musical y la intuición visual se combinan para crear experiencias memorables.

El diseño de Loom Tour implicó enfrentar desafíos relacionados con la escala y la consistencia del espectáculo. “Uno de nuestros grandes desafíos es que el show debe funcionar en casi todos los lugares del mundo. Queremos que tenga una identidad visual uniforme, sin importar si estamos en Europa, Australia o América”. Explica que, a menudo, no se puede enviar todo el equipo a cada destino, por lo que deben colaborar con socios locales para recrear la visión original del espectáculo. La logística técnica es clave, y el tamaño de los escenarios varía según el lugar, desde teatros más pequeños hasta grandes estadios al aire libre. “Nunca queremos que un fan tenga una experiencia menor por la ubicación o la ciudad en la que se encuentre. La consistencia y la escala son cruciales”.

Prefiero experimentar la música, dejar que los sentimientos iniciales que provoca determinen las ideas visuales.
Mitchell Schellenger, diseñador de escenografía

Mitchell habla de la inspiración arquitectónica detrás del show. El brutalismo sirvió como punto de partida, pero no de manera literal. “No se trata de tener concreto o piedra todo el tiempo; hay mucho color y vida en el show. Me acerqué a la idea como si tomáramos una construcción brutalista abandonada y la dejáramos crecer en la jungla durante 100 años. Eventualmente, surgirían flores y vegetación sobre la estructura”. Y es que así, los visuales combinan la solidez de las estructuras con la suavidad y la vitalidad de los colores y la luz, creando un contraste impactante y memorable.

El equipo de Mitchell, Station Six, también tiene en cuenta cómo se verán los shows en video y redes sociales. “Vivimos en un mundo donde la gente graba todo con sus teléfonos y comparte la experiencia en YouTube e Instagram. Queremos que la producción funcione en todos los medios, no solo para quienes asisten en persona”. Este enfoque demuestra su compromiso con la experiencia del fan, asegurando que cada detalle tenga un impacto tanto en el escenario como frente a la cámara.

Para Mitchell, los fans son prioridad. “Mi cliente es Imagine Dragons, pero los fans son igualmente importantes. Queremos que todos, desde la primera fila hasta el último asiento, tengan una gran experiencia, incluso si alguien ve el show en línea, debe sentir que la experiencia es completa”. Su compromiso se refleja en cada decisión de diseño, desde la iluminación hasta la coreografía de los escenarios y el uso de confeti y pirotecnia.

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Mitchell Schellenger trabajó de la mano con Imagine Dragons para crear todo el diseño escenográfico de la gira.

Entre los momentos más destacados del show, Mitchell recuerda la canción “Demons”, donde Dan Reynolds inicia tocando el piano bajo un solo foco de luz, con un gradiente azul sutil que resalta la forma de las pantallas sin distracciones. “Es un momento íntimo en un estadio enorme, casi 100,000 personas. Aún así, se siente la conexión emocional con Dan, eso demuestra que menos a veces es más y que los detalles cuentan”. Otro ejemplo es la canción “Enemy”, donde los escenarios se transforman en una especie de caverna, con efectos de luz que refuerzan la narrativa y transportan al público a otro mundo.

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Los retos del diseño creativo de conciertos

El tamaño del lugar determina la dificultad del diseño. Para Mitchell, los estadios grandes son más fáciles creativamente, aunque presentan desafíos logísticos. Los shows pequeños requieren ajustes en la escala y en los efectos visuales, pero también permiten jugar con detalles que en un estadio podrían pasar desapercibidos. “En Loom, los escenarios pequeños rotan, pero los grandes son seis veces más grandes, creando un impacto visual diferente. Adaptarse a estas variaciones es parte del trabajo”.

La formación de Mitchell en arquitectura ha influido profundamente en su enfoque del diseño. Aunque no completó sus estudios universitarios, aprendió fundamentos que aplican a la construcción de escenarios, iluminación y logística.

El entrenamiento formal me dio bases técnicas, y viajar por el mundo con la música me permitió experimentar arquitecturas reales, lo que influye en mis elecciones visuales.
Mitchell Schellenger, diseñador de escenografía

Además, sus conocimientos en física y estructuras le permiten diseñar escenarios temporales seguros y visualmente impactantes. “Un edificio está hecho para durar años; un escenario debe montarse y desmontarse en horas. Esa temporalidad cambia la forma de abordar el diseño, pero la búsqueda del impacto emocional sigue siendo la misma”.

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Impactante, emocional e intrigante son las palabras que el diseñador de escenografía Mitchell Schellenger usa para describir los conciertos de Imagine Dragons.

Mitchell describe cómo la experiencia práctica como técnico de luz le enseñó a valorar las limitaciones logísticas y presupuestarias. “Cuando era joven, mis ideas eran demasiado grandes y locas. Con el tiempo aprendí a equilibrar la creatividad con la realidad del presupuesto, la logística y la seguridad. Esa combinación nos permite presentar ideas audaces que realmente funcionen en todo el mundo”.

Mi responsabilidad es desagradar a veces, no por provocar, sino porque mi perspectiva puede mejorar el resultado final.
Mitchell Schellenger, diseñador de escenografía

La colaboración con la banda es esencial, desde los cambios inesperados en el setlist o decisiones sobre con qué canción abrir o cerrar, hasta ajustes en la paleta de colores forman parte de un proceso creativo intenso pero respetuoso. “Cada opinión cuenta, y la mía como diseñador es compartir lo que creo que funcionará mejor, incluso si a veces no coincide con la visión inicial de la banda. La responsabilidad es crear la mejor experiencia posible para todos”.

Al hablar de su enfoque hacia la colaboración, Mitchell subraya que incluso con artistas famosos, es importante dar opiniones sinceras. “La gente tiende a decirles a los famosos lo que quieren escuchar, mi responsabilidad es desagradar a veces, no por provocar, sino porque mi perspectiva puede mejorar el resultado final. Si simplemente dijera ‘sí’ a todo, no avanzaríamos”.

Cuando le preguntan cómo resumiría el diseño de Loom Tour en tres palabras, responde sin dudar:

  • Impactante
  • Emocional
  • Intrigante

Explica que lo emocional es fundamental: ver cómo los fans se conectan con los visuales y la música significa el mundo para él.

Un concierto puede cambiar vidas en unos pocos minutos. Saber que nuestra producción toca el corazón de alguien es increíble.
Mitchell Schellenger, diseñador de escenografía

Lo que sigue para Mitchell Schellenger

Además, reflexiona sobre su futuro más allá de la gira, pues aunque su vida gira en torno a diseñar escenarios, admite que si no estuviera en esta industria, probablemente buscaría caminos en arquitectura, diseño de casas o carpintería. “Me encanta trabajar con mis manos, construir cosas, crear estructuras físicas. Es un modo de mantener la creatividad activa entre proyectos y prepararme para el siguiente show”.

Por último, comparte su admiración por otros diseñadores y shows que le inspiran. Menciona a The Weeknd, cuyos shows recientes le impresionan por su narrativa y teatralidad, y a Ghost, banda sueca cuyo diseñador Tobias Ruilander logra una fusión fascinante de música y visuales. Para Mitchell, la combinación de música, luz y escenografía es un arte que trasciende la mera producción: es una experiencia que conecta emocionalmente con el público y deja una impresión duradera.

Su enfoque combina rigor técnico, sensibilidad musical y estética arquitectónica, dando como resultado shows como Loom Tour, que no solo entretienen, sino que emocionan y transforman a quienes los viven. En sus propias palabras, “si podemos cambiar la vida de alguien en unos pocos minutos de concierto, eso es bastante increíble”.

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