El cuerpo masculino es, en ocasiones, un misterio. Para muestra, un ejemplo: mientras que el pelo de la cabeza del 50 por ciento de los hombres mayores de 30 se debilita y adelgaza con el paso de los años, otros vellos parecen ganar fuerza con el tiempo. La nariz y las cejas son algunas áreas del cuerpo donde su presencia y longitud es más notoria cuanto más viejos nos hacemos. Pero antes de profundizar en la cuestión de esos vellos odiosos, hagamos un preámbulo.
Adiós a esos (odiosos) vellos corporales
La clave para disfrutar de una buena apariencia se encuentra en los pequeños detalles y en la atención prestada a esos vellos que la edad vuelve cada vez más caprichosos y rebeldes.
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Desde hace siglos, existe una búsqueda constante del cuerpo perfecto, si bien con un matiz: la base para alcanzar el estándar de belleza va en contra de la propia naturaleza. Ocultar nuestro olor, estilizar el cabello, recortar el vello corporal, combatir –incansablemente– los signos de la edad…
¿Está bien o está mal? No hay certezas, ya que es una práctica milenaria. A lo que sí podemos responder es al desarrollo prolífico del negocio de la belleza y la estética masculinas, un segmento que en México promete un crecimiento anual del 8 por ciento.
Todos sobre el vello corporal en hombres
El pelo siempre está presente en nuestro cuerpo, aunque en ocasiones no lo percibimos de manera obvia.
A partir de la adolescencia, la hormona de la testosterona se encarga de hacerlo más notorio, transformando gradualmente el vello delgado en hebras más gruesas y de mayor densidad.
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Se calcula que contamos con un aproximado de cinco millones de pelos distribuidos principalmente entre los pies y la cabeza. Para tener todo claro, es importante resaltar que el pelo pasa por tres fases: anágena, catágena y telógena. Lo sabemos.
Son palabras que no dicen demasiado pero que, respectivamente, podemos traducir como: crecimiento, transición y reposo.
Las fases son las mismas para todos los tipos de pelo, pero varían dependiendo del grosor y el área donde se encuentren ubicados.
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Si bien el de nuestra cabeza pasa años en la fase anágena, también entra más rápido en la categoría catágena (a diferencia del de las cejas o espalda). Explicado de manera sencilla: los vellos tienen una fase anágena prolongada.
De esta manera, se tiene la idea de que crecen de forma contundente al envejecer, pero todo se debe a un ciclo de crecimiento retardado. Además, dejar de producir testosterona (entre los 30 y 40 años), hace que el ciclo natural de todo el pelo se vea alterado.
“Con el paso del tiempo, estos folículos reaccionan a la dihidrotestosterona (DHT), derivado de la testosterona, lo que provoca que particularmente los vellos en nariz, orejas y cejas crezcan más largos, gruesos y oscuros, destacando entre los demás”, afirma el doctor Bernardo Goldzweig Hans, director médico en la Clínica BGH Medicina Estética.
Combatir los vellos corporales
Insistimos: todo el proceso forma parte de un camino biológico natural del cuerpo; sin embargo, la evangelización social nos lleva a seguir cánones estéticos establecidos.
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De ahí que, de acuerdo con nuestra experiencia, consideramos como vello odioso a todo pelo que va en contra de la buena apariencia masculina. Es decir, que no suma puntos en nuestra escala de sensualidad, como sí lo hace el vello ubicado en el pecho. Al contrario, resta puntos mientras proyecta una higiene personal descuidada.
Ya habíamos mencionado algunos, pero mostramos aquí la lista completa de aquel vello que debemos mantener bajo control con el paso de los años:
- cejas.
- nariz.
- orejas.
- espalda.
- pies.
Aclaramos que para la aparición de algunos de ellos no es necesario esperar a cumplir 50 años, así que, cuanto más jóvenes los atendamos, mejor.
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Comencemos con el vello que crece en la espalda. Sin pensarlo dos veces deben borrarse por completo, ya que llegan a medir más de cinco centímetros. Esto es todavía más imperativo si la espalda parece la de un hombre lobo.
La manera más efectiva de erradicar este tipo de vello es mediante la depilación con láser, que va debilitando el folículo. Con solo un par de sesiones se puede evitar su aparición. En caso de que sean pocos, bastará con pasar el rastrillo.
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En cuanto al vello de nariz, cejas y pies, recomendamos recortarlo ya que, por ejemplo, los dos primeros son indispensables para el cuerpo.
“No se recomienda depilarlos ni retirarlos por completo. En el caso de la nariz, filtran las impurezas y microorganismos del aire. También en las orejas y cejas tienen una función protectora. Lo mejor es recortar solo aquellos que sobresalen y que consideramos antiestéticos”, comenta el doctor Hans.
Hoy en día, además, existen rasuradoras eléctricas que incluyen aditamentos especiales para rebajar el vello de la nariz y perfilar las cejas. Para el vello de los pies se puede usar tijeras de puntas redondas o pasar directamente la rasuradora con el peine.
Por último, las orejas, que cuentan con dos tipos de crecimiento. El vello que está en el borde externo (hélix y lóbulo), y aquel que aparece en la parte interna de la oreja (conducto auditivo).
El de los bordes se puede retirar con rasuradora, mientras que en el interno debemos ser precavidos para no lastimar o afectar al oído; basta con introducir el mismo aditamento utilizado para las fosas nasales sin exceder 0.5 milímetros.
Las alternativas han sido expuestas. Aseguramos que un cuidado puntual y prolijo de nuestra imagen siempre hablará bien de nosotros y, como demostramos aquí, deshacernos de ellos no será nada del otro mundo.
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