El primer rayo de sol que se asoma detrás de las montañas entra suavemente por el enorme ventanal, te despierta e invita a preparar un café de método: viertes el agua caliente -exactamente a 90ºC- sobre los granos recién molidos y dejas que se filtre lento, gota a gota. El aroma envuelve la habitación y, con taza en mano, sales a la terraza privada donde tienes el Valle de Guadalupe a los pies; el paisaje es tan asombroso que no sabes si quedarte a contemplarlo o correr y comenzar a explorarlo de inmediato.
Una joya en las montañas del Valle de Guadalupe
Así inician los días en MIRA Earth Studios , un desarrollo que, más que un hotel de lujo, es una experiencia completa: desde su arquitectura que se mimetiza perfectamente con el paisaje y el diseño de habitaciones-estudio construidas con materiales naturales de la zona (por ejemplo, el jacuzzi despide un olor fresco de barro crudo y el aroma amaderado del sauna privado en cada cuarto ayuda a la relajarse), hasta la organización de actividades como clases de yoga personalizadas o un paseo en autos antiguos para conocer viñedos de la zona.
Cada uno de los estudios tiene fogata junto al jacuzzi de la terraza y una selección de vinos especialmente curada por Nicolas Kendall, cofundador de la propiedad. Cada mañana llega a la habitación un canasto con los insumos frescos para preparar el desayuno: mermelada, huevos, pan casero, fruta y jugo de frutas y tal como el relato del inicio, también se puede hacer café de método.
Una historia de comunidad y fraternidad
MIRA Earth Studios está dentro del enorme Rancho Sordomudo, un lugar que fue, durante muchos años, un espacio de cobijo y arropo a personas sordas, donde además de ser un refugio seguro donde podían vivir, se les enseñaba lengua de señas y distintos oficios.
Y ese espíritu cooperativo no ha cambiado con la llegada del hotel. Justo uno de los aspectos más interesantes de este proyecto es su apuesta por crear una comunidad fuerte con los representantes de la gastronomía local más interesantes de la actualidad.
Desde el nada menor detalle de que cada habitación también incluye las pizzas hechas en horno de piedra de la chef Tania Livier (aunque si lo que quieres es lanzarte a su restaurante Tanto Santo , en Ensenada, también lo recomendamos), y algo que ningún otro lugar tiene: hay drinks previamente preparados para disfrutar en la habitación sin tener que llamar a nadie.
Además, a petición de los huéspedes, se pueden organizar picnics para ver el atardecer en la cima del cerro con una vista completa del Valle de Guadalupe y la abundante comida es preparada por los chefs de restaurantes como Madre y Envero (ambos incluidos en la famosa guía Michelin de lugares a conocer en Baja California), además de vinos locales que han ganado premios internacionales.
No es una exageración decir que en MIRA absolutamente todos los detalles son cuidados y planeados y, si no fuera por la vastedad del Valle de Guadalupe, salir de la habitación no sería opción.