Hay artistas que encuentran una fórmula y la convierten en su refugio. Y hay artistas como BRATTY, para quienes el refugio es sinónimo de estancamiento. Jennifer Juárez, la mente y el alma detrás del proyecto que ayudó a definir el sonido de una ola de indie mexicano proveniente del norte, se encuentra hoy en un punto de inflexión.
Entrevista | BRATTY: Crónica de una metamorfosis anunciada

Hablamos con ella a propósito de “otro día más”, su nuevo sencillo junto a Barry B, una canción que funciona como la primera página de un capítulo completamente nuevo. Un capítulo donde, deliberadamente, busca dejar atrás el sonido que la coronó.
“Este sonido va a ser nuevo, va a ser algo que a lo mejor no han escuchado de mí”, advierte con una calma que delata una decisión largamente meditada. Este sencillo es la punta de lanza de su cuarto álbum, un disco que nace de una necesidad casi visceral de cambio. “Lo que estoy haciendo es tratar de salirme de mi zona de confort, hacer pop alternativo como tal y tratar de dejar el indie ya atrás. Que se sienta la evolución, que Bratty ya consolidó su sonido”.

Esa evolución no es un capricho, sino una respuesta a un tope creativo. Lideró una generación de artistas con guitarras melancólicas y letras confesionales, pero una vez que sintió que había dominado ese lenguaje, la curiosidad se impuso. “Si ya siento que dominé algo, necesito ponerme nuevos retos, porque si no, me apago”, confiesa. “Me gusta estar explorando cosas nuevas, como hacer un dembow con guitarras. Siempre tener el sello de las guitarras, que es muy característico mío, pero que no se pierda la esencia. Creo que eso habla de que soy una artista versátil”.
Lo más importante siempre va a ser lo que tú proyectes. Si tú proyectas seguridad, la gente se va a divertir.

Curiosamente, el universo de este nuevo disco no nació de una canción, sino de un dibujo: una carita con una estrella en la frente que ella misma creó antes de tener claro el concepto sonoro. “A partir de esto yo tengo que crear todo el universo”, se dijo. Así nació Hoshi, un personaje que significa “estrella” en japonés y que encapsula el tema central del álbum: experimentar lo que significa ser una, con todo lo que implica abrirse a un público masivo y abandonar la comodidad de lo conocido.
Otra entrevista que puede interesarte:
Este cambio musical es un reflejo directo de su metamorfosis personal. Lejos de las letras de desamor que marcaron sus inicios, hoy escribe desde un lugar de estabilidad. “En el amor estoy en una relación sana, pero siempre estoy tratando de escribir cosas nuevas”, explica. “Este disco está plasmando que yo estoy viviendo una nueva etapa. Siento que veo las cosas con una perspectiva distinta, como más relajada. Confío más en mí y en lo que sé que puedo hacer”.
Si no arriesgas nada, pues ¿para qué lo haces?

Esa confianza es, quizás, su mayor conquista. A lo largo de la conversación, recuerda sus inicios con una honestidad brutal. “Yo empezaba tocando la guitarra y cantando y no pudiendo ver a la gente porque me ponía muy nerviosa. Pensaba mucho en qué iban a decir los demás”. La seguridad que proyecta hoy sobre el escenario, esa que parece innata, fue forjada show tras show.
“Yo soy muy buena disimulando”, ríe. “Para el espectador puede ser una cosa, y para ti puede ser el peor show que has tenido en tu vida. Pero aprendí que lo más importante siempre va a ser lo que tú proyectes. Si tú proyectas seguridad, la gente se va a divertir. Si tú bailas, a la gente le van a dar ganas de bailar”.

Hoy, desde esa posición consolidada, mira hacia atrás y ofrece el consejo que le hubiera gustado recibir hace seis años, cuando empezó con su guitarra a enfrentarse al mundo: “Aprende de mí y que no te dé miedo a equivocarte. No te enfoques en lo que va a decir la gente, confía mucho en tu proyecto. Si tú sientes que vale algo, ya está. No importa si lo van a escuchar 5 personas o 10, si para ti ya vale algo, ese proyecto ya es valioso por sí mismo”.
BRATTY está renovando su armario sonoro, no porque el anterior no le quedara bien, sino porque su intuición le exige un nuevo atuendo para la etapa que viene. Una en la que, como las estrellas que la inspiran, no teme expandirse, brillar más fuerte y, en el proceso, iluminar un nuevo camino para ella y para quienes la escuchan.