Patricia Urquiola habla a la misma velocidad con que las ideas llegan a su mente. Es intensa, desbordante y apasionada, y eso se nota también en unos diseños audaces y enérgicos que evolucionan constantemente. Y es que la arquitecta y diseñadora española busca precisamente eso: apostar por la evolución sin olvidar sus orígenes.
Entrevista | Patricia Urquiola evoluciona el diseño de interiores desde la raíz
“Hemos tomado tal ritmo de energía y experimentación en el estudio que es importante comunicar todas las posibilidades que se pueden tener en un solo proyecto”, dice la directora creativa de Cassina. “Espero mostrar con mi trabajo como arquitecta y diseñadora el potencial que hay siempre para, por un lado, proteger, entender y razonar nuestras raíces haciéndolas evolucionar siempre”.
Una manera de entender el diseño y la creación que se percibe en la exclusiva tienda recientemente abierta por Cassina en Ciudad de México, donde el sello de Urquiola es palpable en cada rincón: una selección de piezas icónicas de una casa de interiorismo con casi 100 años de historia que, al mismo tiempo, hablan de su transformación y adaptación al mundo actual.
Cuando una hace un trabajo creativo se puede compartir con la colectividad de muchas maneras. Mis proyectos de arquitectura son pocos del ámbito privado; más bien son lugares públicos o arquitecturas efímeras para poder crear un lenguaje.
“Lujo es una palabra que deforma mucho, por lo menos las intenciones detrás de un trabajo como el de esta compañía. Las piezas a veces no pueden llegar a todas las casas, pero por otro lado sí defiende las raíces, los lenguajes del mundo del diseño y los hace evolucionar en una búsqueda y un desarrollo que, al final, se revierte en el mercado de muchas maneras”, detalla.
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Y es que, en ese camino, Urquiola transforma piezas de Cassina que tienen un profundo valor histórico para la empresa mientras, de una manera provocadora, experimenta con materiales reciclados, dándole así un nuevo sentido no solo a esos objetos que han permanecido en el catálogo a través del tiempo, sino también a componentes que previamente no valían nada y que ahora son parte de un objeto de altísima calidad.
“Para mí, ese es el equilibrio entre profundizar cómo producir una cosa y de qué manera la compañía hace un esfuerzo en su diálogo con un diseñador o con una fundación. No se trata únicamente de reproducir algo vintage, sino al contrario. Se trata de ver cómo mantener los objetivos, analizar cómo se fabrican y cómo se van a hacer crecer”, señala.
Desde el punto de vista de la diseñadora, nos encontramos en un momento clave para que el diseño sea analizado desde una mirada más atenta y comprensiva y así llevarlo a los museos; de comenzar a sacarlo de las casas y exhibirlo en espacios públicos para comprender mejor su origen en la artesanía, su desarrollo durante el período de entreguerras y su lenguaje actual, que se mueve entre lo artístico y lo utilitario y funcional.
“Estamos en 2025 y creo que, después de 100 años, es un buen momento para mirar cuánto hemos sido modernos, cuánto no lo hemos sido, dónde están las verdaderas raíces y cómo mirar con más madurez la historia del diseño”, explica.
Y con esa misma curiosidad y apreciación por el pasado, Urquiola continúa transformando objetos desde su fabricación sin robarles su espíritu original.