Los recuerdos dolorosos, esos que solo se confiesan en terapia o a las personas de más profunda confianza, pueden tener un alto potencial cómico. Claro, antes de eso hay que tratarlos, masticarlos, entenderlos, y después respirar hondo y sacar una carcajada profunda de esas que nacen en el estómago… algo así es lo que hace Nacho Redondo en Traumas, su actual rutina de stand up, y no lo hace solo: se nutre del público.
Entrevista | Nacho Redondo y cómo la risa compartida alivia los traumas

‘Traumas’, la gira internacional de Nacho Redondo
Comenzó en México (y vaya que los mexicanos tenemos repertorio para que el monólogo de Nacho se transforme en diálogo), y en próximos días inicia la gira por Europa y América Latina. Entre los países que visitará se encuentran Irlanda, Portugal, España, Chile, Argentina, Perú, Colombia, Panamá y terminará en República Dominicana.
Está muy intenso, pero está divertido, yo soy una persona muy afortunada y en verdad lo disfruto mucho.

La dinámica suena sencilla: después de compartir algunas experiencias propias –lo que ayuda a generar un lazo de confianza entre él y los espectadores–, Nacho invita a quien quiera relatar algún recuerdo traumático, para reírse un rato de la situación, compartir carcajadas con extraños y, entre comentarios al margen y chistes, de pronto caer en cuenta del largo camino personal recorrido para llegar a ese momento en el que el recuerdo puede doler, pero también sacar risas o incluso entender que tal vez aún falta algo más por tratar en ese proceso lleno de altibajos que se llama sanar.
“Mi psicóloga y mi padrastro que es neuropsiquiatra me guiaron mucho porque esto no puede tomarse tan a la ligera como suena y, vamos, todo esto puede tener riesgos y, aunque no me ha pasado, uno tiene que identificar rápido si, cuando la gente habla de sus traumas, estás reabriendo una herida o si estás conversando con una persona que no tiene tratado ese episodio”, dice en Nacho Redondo entrevista con Life and Style y, por supuesto, bromea con que para su terapeuta la rutina es fascinante y hace un experimento a través de él.
Y es que no importa la situación que se relate, ni cuánto tiempo haya pasado o qué tan sorprendente o hasta absurdo pueda escucharse (claro, mientras no implique la comisión de algún delito): compartir un trauma y reír puede ser una gran señal de que la herida ya sanó o va por buen camino.
“Me gusta creer que mi audiencia está súper educada con el tema de la salud mental, entonces es poco común que una persona comparta un episodio horroroso de su vida y que no esté ya superado o tratado a nivel profesional, pero hay me tuve que asesorar mucho y sí, la posición de ellos (los expertos) es que es algo muy cool y un hito interesante entre psicología y comedia ”, completa el venezolano.
Te recomendamos:
Es una gira intensa en la que Nacho comparte el micrófono con el público y, por supuesto, las risas jamás faltan, pero eso sí, por más asesoría psicológica que mantenga, algunos días pueden resultar… abrumadores.
Para muestra dos botones:
1. Uno de los traumas compartidos es el de una mujer que cuando tenía apenas dos años y su hermana recién nacida llegó a casa quiso cargarla y, en el intento, la bebé se le cayó y una semana después, murió. Por supuesto, esta experiencia fue tratada con sensibilidad y, más que humor, se trató con empatía, tan es así que Nacho sigue en contacto con esta persona que sigue su proceso terapéutico e incluso intenta reconectar con su mamá.
No hay una noche en la que no ocurra una compartida de trauma que no me impresione. Todas las noches hay uno que determina el tono de la noche.

2. El otro ejemplo es muy reciente, apenas de la semana pasada, cuando un joven compartió que su madre, alcohólica y con quien perdió contacto por meses, fue asesinada y no pudo despedirse de ella ni reconstruir su relación.
“Traumas tiene este formato que es muy bonito, pero tiene sus límites y ese límite se acaba en el show de República Dominicana”, dice Nacho con un dejo de alivio. “Ya estoy preparando el siguiente show que va a ser un poco más light para mí, ya no va a tener tanta participación del público, quiero volver a tener el control de la tarima que es lo que siempre he hecho”.
¿Quién sabe? Tal vez en un futuro volveremos a compartir nuestros traumas con Nacho... y él nos responda compartiendo lo maravillosamente traumático que ha sido este proceso.
