Se sabe que de las crisis emocionales nacen historias dignas de ser contadas. Sublimar la tragedia es un lugar común en el arte, pero pocas veces se acepta la posibilidad —menos romántica, aunque realista— de que la precariedad económica puede ser también un gran motor creativo. La serie de cortometrajes Hecho en casa (Netflix), en la que 17 reconocidos cineasta plasman su punto de vista sobre el confinamiento provocado por la pandemia de Covid-19, es la materialización de esta última premisa.
La historia detrás de 'Hecho en casa', los cortos de Netflix sobre la pandemia
El productor chileno Juan de Dios Larraín, uno de los tres creadores de Hecho en casa, explica que este proyecto —coproducido con su hermano Pablo Larraín (director de No, Neruda y Jackie) y el italiano Lorenzo Mieli (productor de la serie de Paolo Sorrentino, The Young Pope)— nació como consecuencia de las dificultades económicas que atraviesa su casa productora Fabula, responsable de respaldar películas laureadas como Una mujer fantástica, del cineasta Sebastián Lelio, y series como El presidente, que explora el escándalo de corrupción de la FIFA, y La jauría, un thriller que estrena este viernes y retrata la violencia de género.
“La situación en Chile por la pandemia ha sido un lockdown total. Esto puede ser súper creativo, pero hay momentos en los que, en primer lugar, uno se siente abrumado por la situación general y, en segundo, por la situación financiera de la productora, porque sé que hay 52 familias que dependen en buena parte de esta empresa y que el hecho de ponerla en peligro por no poder generar ingresos, hace de esta una situación complicada”, explica Larraín desde Santiago, Chile, en entrevista exclusiva con Life and Style. “Hemos podido generar algunos ingresos y acordar un sistema de rebaja de salarios que nos ha permitido sobrevivir, aunque ha sido complejo en muchos niveles. Pero como todo lo difícil, también significa premios, porque hemos visto la cultura del equipo de Fabula muy reforzada”.
Uno de esos premios ha sido crear Hecho en casa, un producto raro que tuvo su génesis en la necesidad de generar recursos, pero sin ser corromper su esencia, pues es una obra artística en la que la visión de los cineastas y su libertad creativa están por encima de cualquier interés económico.
“Las reglas eran que los cortos tenían que ser un acto de libertad, diverso, que capturara este momento histórico. Estos fueron los fundamentos que impulsaron la idea”, explica Juan de Dios. Además, detalla que gracias a la relación de su hermano Pablo con el productor italiano Lorenzo Mieli y Netflix pudieron contar con un grupo de cineastas más diverso. “Lorenzo tenía una relación bastante armada con Netflix, que fue la que nos hizo decidir tomar ese camino”.
Mieli coincide en que las crisis obligan a evolucionar. Cree que tras la pandemia, que imposibilita a millones a ir a las salas de cine, muchos cineastas que se negaban a estrenar sus obras en plataformas de streaming reconsiderarán. “He trabajado un buen tiempo ya con Paolo Sorrentino y él no es un conservador, es un revolucionario. Así que si él ve una oportunidad de cambio para ser disruptivo y reescribir las reglas, nunca va a decir que prefiere el pasado”, explica en entrevista desde Roma, Italia.
“Trata de imaginar lo que hubiera pasado una década atrás con Hecho en casa”, añade. “Si nosotros como productores hubiéramos querido hacer una colección de cortometrajes durante una pandemia, habríamos tenido que esperar a mostrarla en un festival y luego crear una estrategia para lanzarla en diferentes países. No habría sido para nada lo misma cosa. Siento que esta película, con la tecnología que Netflix ofrece, es un proyecto creativo en su esencia, y esta plataforma de streaming es más que la forma en que se distribuye”.
Larraín dice que cuando la plataforma encabezada por Reed Hastings y Ted Sarandos se sumó al proyecto, también influyo en su resultado artístico. “Hecho en casa adoptó una cultura Netflix porque buena parte de los directores llegaron por parte de esta plataforma por su amplia red de contactos”, señala.
La importancia del humor
El objetivo artístico de Hecho en casa estaba claro: “Queríamos una pieza personal sobre el confinamiento, o, más bien, ir más allá y reflejar estas reglas estrictas en las que estamos viviendo por la pandemia. Se trató de que los cineastas demostraran cómo era la vida para ellos”, explica Lorenzo Miele, también productor de la serie My Brilliant Friend, adaptación de la exitosa saga literaria de la escritora anónima Elena Ferrante.
De la serie de cortometrajes —entre los que figuran directores como Sebastian Schipper (Alemania), Ladj Ly (Francia), Nadine Labaki (Líbano), Natalia Beristáin (México) y Ana Lily Amirpour (Estados Unidos)—, los de Paolo Sorrentino y Pablo Larraín destacan por ser, quizá, los más hilarantes.
El del cineasta chileno retrata a un anciano que, mediante la aplicación Zoom, contacta al gran amor de su vida, mientras que el italiano imagina un encuentro entre el Papa Francisco I y la Reina Isabel —un guiño a su serie The New Pope y a The Crown, de Netflix—, pero a través de muñecos de plástico.
“Los cortos de Pablo y Paolo tienen mucho humor y ambos han sido muy comentados porque, precisamente en estos momentos complejos, la historia de este viejo que se quiere despedir del amor de su vida, refleja un aspecto de la pandemia desde el humor. Me parece que es importante porque si bien han sido tiempos tristes, también han sido tiempos divertidos, como la vida misma”, dice Juan de Dios.