La voz de Paolo Giordano suena tan serena como la imaginé al leer La soledad de los números primos, su hermosa novela de amor y desamor con la que, en 2008, se convirtió en el escritor más joven –tenía 26 años– en ganar el premio Strega, el más importante de la literatura italiana. Desde Roma, donde este 9 de abril lleva más de un mes en confinamiento, Paolo habla vía telefónica con Life and Style sobre En tiempos de contagio (Salamandra), el ensayo sobre la pandemia de Covid-19 que empezó a escribir el 29 de febrero, cuando los casos confirmados eran 85,000, casi todos en China. En este libro, uno de los primeros en abordar el tema, el también físico teórico analiza la crisis sanitaria con rigor científico, pero ante todo, reflexiona sobre lo que esta situación revela de los seres humanos y denuncia que en el origen de la epidemia, “no hay nada más que nosotros mismos y nuestra conducta”, porque “somos la especie más invasiva de un ecosistema frágil y magnífico”.
"Si la pandemia nos vuelve más cerrados, el fracaso será total": Paolo Giordano
¿Qué cosas ha revelado la pandemia sobre la humanidad?
Paolo Giordano: A diario tomo notas sobre esta situación en una libreta y cada día revela algo nuevo. Mi sensación es que el virus y la epidemia están escaneando la civilización. Descubrimos cosas lindas aun en la tragedia, y una es ver cómo las personas, aquí en Italia, fueron muy colaborativas y disciplinadas. Supimos cómo sacrificarnos por el bien colectivo, y eso es algo que quizá no pensamos antes. Pero el virus también nos muestra todas las diferencias sociales. Incluso la cuarentena no es igual para todos: tenemos que comportarnos de la misma manera, pero no somos iguales, nuestras casas no son iguales, ni nuestras posibilidades son las mismas.
La cuarentena no es igual para todos: tenemos que comportarnos de la misma manera, pero no somos iguales, nuestras casas no son iguales, ni nuestras posibilidades son las mismas.
Hay una frase clave en tu libro: "En tiempos de pandemia, la falta de solidaridad es una falta de imaginación". ¿Por qué una falta de Imaginación?
Paolo Giordano: Quizás sea el punto central del ensayo. En Italia, desde febrero, ya sabíamos cuáles eran supuestamente las cifras en China. Sólo bastaba un pequeño ejercicio de imaginación para saber qué iba a ocurrir aquí, en México y en todos lados. Aun así, cuando la situación ya estaba comprometida en Italia, países vecinos como Francia, Alemania y Suiza actuaban como si no les pudiera pasar a ellos. Es una falta de imaginación el tener que esperar a que algo esté frente a ti y no poder visualizarlo antes.
También descubrimos otro aspecto más relacionado a que somos una comunidad y es que, en realidad, la cuarentena no se trata de protegernos a nosotros mismos, sino que si salgo y me contagio, entonces me vuelvo un vector para este virus y lo acerco a personas más vulnerables. Y si una de ellas se enferma y tiene que ir al hospital, habrá menos camas para las personas que lo necesiten. Es una cadena de pensamientos muy abstracta y muy complicada que requiere de imaginación. Sin esa imaginación, no entenderíamos la solidaridad que necesitamos hoy.
En tu libro te refieres a las etapas dos y tres de la pandemia como las del sacrificio y la paciencia, pero en el mundo actual pesan más la comodidad y la inmediatez. ¿Qué piensas de esto?
Paolo Giordano: Esta situación nos ha puesto a prueba sobre todo en nuestra relación con el tiempo. Por una parte, el virus se esparce muy rápido y necesitamos actuar igual de rápido, pues cada retraso significa que morirán una cierta cantidad de personas. Pero, al mismo tiempo, lo que tenemos que hacer es básicamente quedarnos quietos y sentados en nuestras casas, y cancelar todo lo que agendamos para vivir en este tiempo lento y alargado que no conocíamos antes. Esta es una de las muchas paradojas en las que nos encontramos ahora. A mí me sorprendió mucho en lo personal, porque yo sí calendarizo mi vida, y cuando tuve que cancelar mis actividades, me di cuenta de que, en realidad, ninguna de esas cosas importa ni hace una diferencia. Esto me llevó a pensar en la neurosis que tenemos del tiempo.
Por otro lado, el sacrificio es una palabra clave en toda esta situación y deberíamos mantenerla con nosotros cuando esto acabe, porque la pandemia ha revelado que nuestra sistema de vida no es sostenible para el planeta ni para la humanidad. Tal vez tengamos que lidiar con el sacrificio después de un largo rato de pensar que podríamos simplemente retirarlo de nuestra existencia.
Tal vez tengamos que lidiar con el sacrificio después de un largo rato de pensar que podríamos simplemente retirarlo de nuestra existencia.
También afirmas que nuestro cerebro no tiene las herramientas suficientes para entender interconexiones tan complejas como las que han provocado el cambio climático o la pandemia. ¿A qué te refieres?
Paolo Giordano: Nuestro cerebro es increíble, pero está construido para cosas muy básicas. Cuando algo es muy complejo y abstracto, es incapaz de verlo. Un ejemplo es el cambio climático, que implica una cadena de consecuencias que deberíamos entender como comunidad para actuar y cambiarlas. Todo parece muy lejano y muy abstracto, y las personas mayormente entienden lo que les pasa a ellas o frente a ellas. Pero el mundo se vuelve más y más complejo, y nos alejamos de entenderlo. Y ahora aparece este virus que es la forma más sencilla de vida que puedas pensar, y genera esta catástrofe. Hay que reflexionar sobre esta relación entre simplicidad y complejidad. La única manera de concienciar a la población es con educación, donde sea, cuando sea.
¿Habrá más fronteras cerradas y rechazo al otro como consecuencia de la pandemia?
Paolo Giordano: Ya estábamos en el camino incorrecto. Hemos visto toda la locura del muro entre ustedes [México] y Estados Unidos. En Europa, durante los últimos años, ha habido una discusión constante sobre cerrar las fronteras, dejar la Unión Europea, detener a los inmigrantes… Creo que la pandemia está revelando que ese no es el camino, porque es algo que nos afecta a todos juntos, al mismo tiempo, y no se puede detener con fronteras. El virus ni siquiera ve nuestras fronteras. Lo que deberíamos aprender es que estamos en un mundo globalizado, nos guste o no, y que nuestra reacción también tiene que ser global. Si nos volvemos más y más cerrados, entonces esto habrá sido un fracaso total.
¿Se puede armonizar el modelo asiático de control de sus ciudadanos para luchar contra la pandemia, incluso con el uso de herramientas tecnológicas, con la visión occidental en la que eso se considera una violación de la privacidad?
Paolo Giordano: Se puede y se debe, porque no podemos hacerlo [controlar la pandemia] sin esa tecnología. Un mes antes de que comenzara esto, publiqué un artículo sobre The Age of Surveillance Capitalism, un libro muy alarmante sobre internet y los medios digitales. Ahora, unas semanas después, estoy esperando que la aplicación para rastrear los contagios esté lista para poder salir, porque lo necesitamos. Pero tenemos que ser muy cuidadosos con nuestras decisiones, porque van a cambiar el mundo en el que viviremos. Estamos asustados y en estado emergencia, pero hay que ser muy cuidadosos con lo que intercambiemos ahora por un poco más de seguridad. Es el momento de estar conscientes de todos los cambios, y estoy seguro de que hay una manera de hacerlo. Claro que tendremos que renunciar a un poco de nuestra privacidad, pero podemos discutir qué, cómo, a quién y bajo qué términos. Me gustaría que hubiera más discusión sobre eso.
Soy muy escéptico cuando me preguntan de qué manera esto nos hará mejores. Honestamente, no lo sé. No creo que la humanidad mejore a partir de los golpes, pero podemos hacer nuevas preguntas a nuestros gobiernos, a nuestros políticos, a nuestras instituciones, y si son las preguntas correctas y muchos las plantean al mismo tiempo, entonces quizá podríamos buscar un cambio y mejorar.
Si tuvieras que escoger una palabra para definir lo que estamos viviendo, ¿cuál sería?
Paolo Giordano: Elegiría "impensable", algo que no somos capaces de pensar, pero nos vemos obligados a hacerlo. Deberíamos hacer un esfuerzo para que esto que ha sido impensable entre a nuestra imaginación, para que la próxima vez no nos tome por sorpresa de esta manera.