Cualquier persona que, por los motivos que sean, se vea en la necesidad de realizar un viaje durante las próximas semanas tiene altas probabilidades de enfrentarse a alguna de las siguientes realidades que, tras haber sido tan comentadas en los medios, podrían ya no parecer nuevas. Algunos aeropuertos, el de Los Ángeles y el de Baltimore-Washington incluidos, están restringiendo el acceso y solamente los viajeros pueden ingresar a sus instalaciones. El uso de cubrebocas comienza a hacerse obligatorio y los sistemas de megafonía recuerdan cada tanto la importancia de mantener la distancia con las demás personas.
Si bien la mayoría de las aerolíneas ya permitía hacer check-in en línea, ahora estas plataformas y procesos se están agilizando con la finalidad de minimizar la interacción con sus representantes y, en caso necesario, podría ocurrir con un panel de acrílico transparente de por medio. Etihad Airways, por ejemplo, ha comenzado a instalar quioscos que pueden identificar síntomas del virus mientras los pasajeros se registran. De igual manera, se les pide viajar sin equipaje de mano de ser posible y se les informa que las piezas documentadas se someterán a procesos de desinfección.
Además, se ha reforzado el distanciamiento en las terminales y salas de espera, en algunos lugares con marcas en los pisos para las las o asientos bloqueados para que los pasajeros no se sienten juntos, y no es raro ver instaladas cámaras que monitorean la temperatura corporal; tampoco es extraño que esta sea una medida antes de abordar. En el aeropuerto de Doha, Emirates ha realizado de manera aleatoria pruebas de detección rápida para garantizar la seguridad de los vuelos. En ese mismo lugar, se planea equipar al personal con cascos que permitirán realizar escaneos de los pasajeros en tiempo real. En muchos casos, se está recurriendo a documentos generados vía electrónica que se presentan en las pantallas de los celulares a manera de identificación para pasar los distintos filtros de revisión.