Al terminar el periodo de prueba, con un periodo de eliminación de cuatro semanas entre ambas intervenciones, los participantes corrieron cuesta abajo en la caminadora durante 30 minutos para inducir daño muscular e inmediatamente después consumieron su porción diaria de almendras o pretzels. Después de correr en la caminadora, los participantes continuaron consumiendo las porciones diarias de los alimentos de prueba durante tres días.
Después, las investigadoras midieron la percepción de dolor muscular de los participantes, el rendimiento muscular (éste se evalúa con una prueba de contracción muscular y un salto vertical) y los marcadores sanguíneos de daño o inflamación muscular. Todo esto se midió antes de correr en la caminadora y a las 24, 48 y 72 horas después de correr.
Las almendras contienen una amplia variedad de nutrientes, incluyendo proteína, antioxidantes y fitonutrientes, que sabemos apoyan la recuperación después de hacer ejercicio. Estos nutrientes se proveen en un paquete alimenticio integral en lugar de suplementos vitamínicos aislados, lo cual puede contribuir a los beneficios de las almendras observados en este estudio.
Doctor Mark Kern, profesor de ejercicio y ciencias nutricionales en la Universidad Estatal de San Diego
¿Qué beneficios de las almendras encontraron?
Durante la recuperación del ejercicio, el grupo de personas que consumió almendras comparado con el de control tuvo:
- Niveles más bajos de creatina quinasa (CK), que es un marcador de daño muscular.
- Un declive más rápido de niveles de CK después de 72 horas, es decir, una recuperación más rápida.
- Mejor rendimiento muscular a las 24 y 72 horas.
- Reducción moderada de niveles de dolor tras la contracción máxima a las 24 horas (37% menos) y 48 horas (33% menos).
Eso sí: estos adultos no eran fumadores y hacían ejercicio entre una y cuatro horas por semana, por lo que los resultados no pueden aplicarse a personas con otras características demográficas.