Brasil al mismo ritmo
El domingo 7 de marzo, solo unas horas después de la brutal golpiza que vivieron aficionados del Atlas, barristas brasileños se enfrentaron hasta llegar a consecuencias fatales.
Un aficionado perdió la vida y por lo menos otro resultó herido de bala en riñas campales que enfrentaron a los hinchas del Atlético Mineiro y ultras de Cruzeiro, en las calles de Bello Horizonte.
El reporte oficial posterior, indicó que esta batalla campal había sido planeada por redes sociales. En ella participaron más de 50 asistentes al partido.
Y más temprano en el año, el 12 de febrero, otro deceso se confirmó desde las calles de Sao Paulo; el equipo brasileño perdió la final del Mundial de Clubes frente al Chelsea , lo que provocó algunas riñas entre sus aficionados.
Varios videos se viralizaron mostrando los disturbios, dentro de los que un hombre perdió la vida después de sufrir un impacto de bala.
La policía local confirmó horas después que el aficionado de Palmeiras, quien tenía 42 años, fue trasladado con vida a un hospital, en donde murió a causa de los daños que provocó el disparo.
Las historias violentas no dejan de acumularse. Las barras siguen manchando lo que supone ser el espectáculo más bonito para los amantes del deporte y las ligas, la FIFA , las Confederaciones correspondientes, parecen no entender que, de no erradicar la simple posibilidad de enfrentamientos, riñas o cualquier tipo de violencia, las visitas a los estadios serán cada vez de mayor riesgo, y con ello, el negocio también se verá comprometido.