La prolongación de la vida es, y siempre ha sido, una de las mayores obsesiones del ser humano. La tendencia sólo empezó a ser posible cuando las condiciones de vida en alimentación e higiene mejoraron, así como con los cada vez mayores avances en la medicina. Pero las esperanzas de vida se han extendido tanto que, mientras algunos especialistas argumentan que eventualmente se llegará a un límite, otros recurren a técnicas cada vez más drásticas para extenderlas más allá de lo imaginable. Tal es el caso del biohacking.
El término, difícil de explicar hasta para los más doctos en la materia, es definido por el Merriam-Webster Dictionary como “experimentación biológica realizada para mejorar las cualidades o capacidades de los organismos vivos, especialmente por parte de individuos y grupos que trabajan fuera de un entorno de investigación médica o científica tradicional”. O lo que es lo mismo, técnicas que van de los poco ortodoxo a lo francamente experimental y que en muchos casos pueden ser realizadas por las propias personas en la comodidad de sus entornos, es decir, sin necesidad de ir a un médico o un laboratorio, lo que le ha valido ser rebautizada como DIY Biology (Biología hazlo tú mismo).