Sobra explicar la importancia del cubrebocas; a estas alturas ya todos sabemos por qué es necesario, por qué es más efectivo que, por ejemplo, una careta , y dominamos que la contención del virus depende enormemente de su uso. Y aunque ya normalizamos su uso en nuestras rutinas diarias, para algunos no deja de ser una molestia: problemas en la piel , lentes empañados, quemaduras solares que dejan formas curiosas en el rostro... la vida con cubrebocas no es fácil. Sin embargo, hay soluciones. En artículos anteriores hablamos sobre cómo cuidar la piel; hoy les diremos cómo sobrevivir cuando tenemos que usar lentes y mascarillas a la vez, con trucos probados por nosotros mismos.
Cómo usar lentes con cubrebocas sin fracasar en el intento
Lentes con tecnología anti-fog
Esta, por mucho, es la opción ganadora. Recientemente Essilor presentó dos tecnologías anti-empañamiento –Anti-Fog AR y Shore Fog Free–, diseñadas para ofrecer una visión nítida a pesar del cubrebocas. Probamos Anti-Fog AR, y, como cuatro-ojos consagrados, podemos decir que cambia vidas: no sólo te permite usar cualquier tipo de cubrebocas sin riesgo de empañamiento, sino que es útil en distintas actividades de la vida cotidiana: no más lentes empañados al tomar un café caliente, al hacer ejercicio o al cocinar.
Esta tecnología consiste en un recubrimiento en la parte interna de la lente, que repele el empañamiento. Además, su cara externa es antirreflejante, por lo que tus lentes se vuelven mucho más fáciles de lilmpiar. El Shore Fog Free, por su parte, no tiene esta última función, aunque sí se complementa con un recubrimiento que dificulta las rayaduras.
Micropore
Este truco, aprendido de algunos doctores, es perfecto para salir de emergencias, pero no una solución definitiva. Simplemente corta un trozo considerable de micropore y pégalo en la comisura entre la parte superior del cubrebocas y tu nariz; así crearás una especie de barrera entre tu aliento y los lentes. Sin embargo, esto no viene sin advertencias: asegúrate de usar una cinta hecha específicamente para usarse en la piel (por eso recomendamos específicamente micropore); si tu única opción es cinta adhesiva de papelería, olvídalo (si tienes washi tape y no te da miedo ir por la vida lleno de color, brillitos y toda esa alegría que suele acompañar a este tipo de cinta, es una opción mucho menos agresiva para la piel). Otra cosa: algunas cintas, por más que estén hechas para uso dérmico, duelen al removerse. Entonces, al quitarlas hazlo de forma lenta y cuidadosa.
Cubrebocas con varilla nasal
Estos cubrebocas quirúrgicos, usualmente de triple capa, son una solución muy efectiva, pues tienen en su parte superior una varilla metálica que puedes ajustar a tu nariz. Son desechables y muy accesibles en términos de precio. Sin embargo, hay que tomar en cuenta un detalle: este tipo de mascarillas sólo tienen una efectividad de cuatro horas continuas, así que es muy posible que tengas que cambiarlo todos los días. ¿Quieres una opción más duradera? Opta por una versión N95, que también tiene varilla nasal, y su efectividad puede ser de hasta una semana.
Jabón
Los lentes limpios dificultan el empañamiento, y para esto, el jabón es clave. Limpia tus lentes con un jabón para trastes (no uses un quitagrasa de poderes excesivos, sino uno común); estos tienen propiedades que ayudan a mantener tus lentes nítidos. El jabón tiene componentes que ayudan a reducir la tensión superficial, lo que provoca que, en vez de empañarse, se forme una capa muy, muy ligera de agua, que hace que tus lentes se sientan un poco húmedos. No es ideal, claro, pero al menos verás bien. Esto también se puede lograr –y en realidad, es una mejor idea– con ciertos limpiadores específicamente diseñados para lentes. La mayoría de ellos vienen en toallitas de un solo uso.
Lo que no debes hacer
Hay una serie de remedios caseros que hemos escuchado infinidad de veces y que, aunque sea tentador probarlos, es mejor abstenerse:
Frotar los lentes con una papa. La lógica de esto es que el almidón previene el empañamiento; y sí, pero hay opcione mucho más limpias.
Pasta de dientes. Ir por la vida con los ojos oliendo a aliento fresco no es bonito. Sin embargo, la razón para no hacerlo está en que la pasta dental tiene micropartículas que pueden rayar tus lentes.
Saliva. Este es un truco común entre buzos; pero tú traes lentes, no un visor, y estás en la tierra, no en el agua. Evita este remedio a toda costa.