Lejos del cliché de arena y aguas turquesas que Miami ha proyectado al resto del mundo desde la década de los 70, pero lo suficientemente cerca como para erigirse como cuartel general del brazo de tierra más famoso del sur de Estados Unidos, el Esmé Hotel se levanta en Washington Avenue, Miami, como un homenaje a los años dorados de la gran ciudad de Florida, cuando Dizzie Gillespie, Thelonius Monk, Miles Davis y Duke Ellington, además de todos los jazzeros que iban llegando desde las dictaduras caribeñas y centro americanas, la incluyeron en sus interminables giras.
Esmé Hotel, una invitación al jazz, arena y aguas turquesas
Con una ubicación ideal —casi puerta con puerta con Il Mercato della Pescheria, uno de los restaurantes más icónicos de la ciudad—, 145 habitaciones y una arquitectura que rinde tributo a los llamados Golden Years que forjaron la leyenda de Miami, el Esmé ofrece al huésped todas las comodidades que se esperan de un hotel boutique de estas características: acogedor, lujoso, con una clara apuesta por la gastronomía y el disfrute hedonista y muy urbano.
Su ubicación en Espanola Way, icónico barrio construido con inspiración mediterránea y recuperado recientemente con participación público-privada, es otro de los grandes atractivos de este establecimiento de reciente apertura. No el único, claro. Construido en 1927 y escrupulosamente renovado, el hotel mantiene las reminiscencias 'españolas' de su esplendoroso pasado, con seis edificios interconectados entre sí por patios y sendas frondosas que protegen al visitante del bullicio exterior, imperecedero símbolo de South Beach.
El interior tampoco se queda atrás. Largos pasillos con papel tapizado en rojos y carmesís intensos, alfombras en tonos pálidos y muchas borlas se entremezclan con el clásico azulejo mediterráneo, las maderas claras, los muebles fabricados a medida y el diseño de última generación. ¿El resultado? Un hotel boutique que cumple con todas las exigencias de su categoría pero que en realidad es mucho más, como demuestra la zona de alberca y bar ubicada en la azotea, quizá el gran atractivo para los huéspedes, pero también para aquellos visitantes esporádicos que quieran disfrutar de un coctel con vistas a uno de los paisajes arquitectónicos más famosos de Estados Unidos.
En cuanto a las habitaciones, todas cuentan con detalles que las convierten en únicas, aunque son quizás las suites ubicadas en el edificio Casa Matanza las más atractivas para los sentidos. El resto, tanto la King, la Deluxe King y la Balcony King son perfectas para descansar tras un largo paseo por South Beach o después de un entrenamiento en el gimnasio adyacente, para el que el Esmé ofrece pases ilimitados a sus huéspedes. Las bicicletas, también disponibles tras una sencilla negociación con el Concierge del establecimiento, son otra de las opciones que propone el Esmé, empeñado en cambiar las ideas preconcebidas que el cine, la televisión y la cultura popular nos han ido moldeando sobre Miami Beach con el paso de los años.
Los highlights
Apuesta por la mixología
Su ubicación privilegiada, en Espanola Way, a tiro de piedra de las playas de Miami, convierten a Esmé en el lugar ideal para disfrutar de la gran oferta mixológica de la ciudad, una de las más vibrantes del mundo gracias a la mezcla de culturas que ha ido esculpiendo la urbe en los últimos tiempos.
El Salón, el bar del Esmé, se ha mimetizado con esa atmósfera gracias a una carta que incluye clásicos cocteles como el Singapore Sling, el Mai Tai, el Mojito o el Margarita que conviven con modernas creaciones de sus barténders, siempre atentos a los deseos de sus clientes.
El mediterráneo como inspiración
Las reminiscencias mediterráneas, con claros guiños a Grecia, Italia y España, son una de las principales cartas de presentación del Esmé, que tiene una de sus joyas en The Drexel, su restaurante principal. Dirigido por chefs veteranos del Mandolin Aegean Bistró, en su carta podemos encontrar opciones más casuales, como la coliflor frita con yogurt o la mortadela con pan de masa madre, y otras mucho más elaboradas, como su pollo orgánico, la berenjena asada a la leña o las chuletas de cordero con tzatziki