
Después de varios años, en los que este pequeño restaurante –localizado en la esquina de las calles Tonalá y Zacatecas, en la colonia Roma de la Ciudad de México– fue acumulando premios, ascendiendo posiciones en las listas de los mejores restaurantes y, sobre todo, convirtiéndose en el favorito de foodies de todo el mundo, Eduardo y Gabriela empezaron a plantearse la idea de encontrar una nueva ubicación. “Hace tres años comenzamos a buscar un local para el nuevo restaurante”, recuerda García. “La razón por la que nos tardamos tanto fue porque queríamos el sitio perfecto. El lugar donde Máximo está hoy [sobre la avenida Álvaro Obregón, de la misma colonia] es el que literalmente soñamos”.
La motivación para hacer este cambio obedeció́ sobre todo a razones logísticas y operativas, según García. “En el primer local, a pesar de ser más pequeño, estábamos muy contentos y seguros. Si no hubiéramos tomado esta decisión, muy probablemente seguiríamos ocupados y con el éxito que nos ha dado nuestro equipo, pero ya era muy cansando trabajar en un espacio tan pequeño con una demanda tan grande”, explica el chef.