La casa suiza recibió el Silver Snoopy Award de la NASA hace 50 años por su papel en el rescate del Apolo 13 y lo celebra con un cronógrafo Speedmaster muy especial.
Snoopy, el adorable beagle creado por Charles M. Schulz en 1950, siempre ha sido un sabueso de altos vuelos. Durante la década de 1960, Schulz dibujó historietas en las que el personaje se imaginaba como un intrépido astronauta y, subido en el techo de su casita, llegaba a la Luna antes que nadie. Debido a su gran popularidad, la NASA lo escogió en 1968 como el “perro guardián” de su programa de seguridad, acompañado del eslogan “Eyes on the Stars”.
También fue la mascota del Apolo 10, la misión que en mayo de 1969 viajó a la Luna sin aterrizar, como un ensayo final para el Apolo 11. Dado que el módulo lunar tenía que sobrevolar la superficie del satélite terrestre a unos 15,000 metros para husmear (snoop around) e identificar los posibles sitios de aterrizaje, la tripulación lo bautizó como Snoopy y al módulo de mando, Charlie Brown, en honor de su dueño.
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En el mismo 1968, la NASA instauró el Silver Snoopy Award, un premio que los astronautas entregan a las personas o empresas que han hecho esfuerzos extraordinarios para contribuir a la seguridad y el éxito de las misiones tripuladas. Los ganadores reciben un distintivo de plata de ley 925 de Snoopy vestido con un traje espacial y su bufanda de as de la aviación. Desde su creación, se ha otorgado a menos de 1% de los empleados y proveedores elegibles. Recibirlo es uno de los honores más grandes de la industria.
Omega es uno de esos privilegiados. Su cronógrafo Speedmaster Professional es la única pieza de equipo que se ha utilizado en todas las misiones tripuladas de la NASA, desde el Programa Gemini que inició en 1965 hasta la actual Estación Espacial Internacional. En 1969, cuando Buzz Aldrin del Apolo 11 pisó la superficie lunar, llevaba puesto un Speedmaster Professional, que desde entonces se le conoce como The Moonwatch, el primer reloj usado en la Luna.
Pero la marca ganó el Silver Snoopy Award por su participación decisiva en otro hecho histórico y dramático: el rescate del Apolo 13 en 1970.
PRECISIÓN ESPACIAL
El Apolo 13 despegó el 11 de abril de 1970 del Centro Espacial Kennedy, en Florida. A bordo iban James Lovell, comandante de la misión, Jack Swigert, piloto del módulo de mando Odyssey, y Fred Haise, piloto del modulo lunar Aquarius. Si tenían éxito, sería la tercera misión de la NASA en alunizar.
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Tras dos días de calma, la tripulación sintió un golpe brusco y una vibración, y una luz de advertencia se encendió. Swigert pronunció la famosa frase: “Houston, hemos tenido un problema” (en la cinta Apolo 13 es Lovell, interpretado por Tom Hanks, quien dice: “Houston, tenemos un problema”). Eran las 9:08 p.m. del 13 de abril y el inconveniente era que el tanque de oxígeno no.2 del módulo lunar había explotado y el no.1 se vaciaba con rapidez. Llegar a la Luna se volvió imposible. La prioridad era traerlos de vuelta a la Tierra sanos y salvos.
Los astronautas emplearon el módulo lunar como bote salvavidas, sin el suministro normal de electricidad, agua y comida. Para ahorrar energía, apagaron casi todos los componentes, incluyendo los temporizadores digitales. Dormir era casi imposible porque la temperatura descendió a tres grados centígrados. “Estábamos tan helados como ranas en un estanque congelado”, describió Lovell.
En el centro de control de Houston, el equipo trabajó a marchas forzadas para aliviar la situación de los astronautas y salvarlos de intoxicarse con su propio dióxido de carbono, pues el módulo solo tenía la sustancia química suficiente para limpiar el que producían dos hombres durante dos días y debían mantener a tres hombres durante cuatro días. Con ingenio resolvieron la situación, mientras solucionaban la trayectoria para el viaje de regreso.
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Como la nave se había desviado de su ruta, el módulo reentraría en un ángulo incorrecto y volvería rebotado al espacio. Para reajustar manualmente el curso, había que encender el motor 14 segundos exactos. Los astronautas usaron el Speedmaster de Swigert para cronometrar la combustión. El cronógrafo funcionó a la perfección pese a las difíciles condiciones y la maniobra de Lovell fue precisa.
Después de acaparar la atención del mundo durante cuatro días, lo que quedaba del Apolo 13 amerizó el 17 de abril a unos seis kilómetros del barco USS Iwo Jima, que lo esperaba al sureste de la Samoa Occidental. El 5 de octubre, Omega recibió el Silver Snoopy Award de manos de Thomas P. Stafford, comandante del Apolo 10, por su participación en este “fracaso exitoso” de la NASA. También se le entregó un certificado firmado por Lovell, Swigert y Haise.
“Omega fue parte esencial de nuestro esfuerzo en el espacio”, dijo Stafford años después. “Cuando estás en el espacio, tu referencia es el tiempo, todo se basa en el tiempo. Nos encantaba el Speedmaster Professional, funcionaba bien, nunca falló. Siempre estuvo ahí, listo para trabajar”.
TRIBUTO PERFECTO
Omega conmemora los 50 años de su Silver Snoopy Award con uno de los relojes más especiales de este año. Se trata de un Speedmaster con caja de 42 milímetros en acero noble, inspirada en el estilo de la cuarta generación del Moonwatch, con Snoopy como protagonista. El sabueso aparece en un medallón de plata repujado en la subesfera azul de las 9, con el mismo traje espacial que el del pin del premio y la leyenda “50th Anniversary”.
La esfera también es de plata y tiene “Ag925” grabado con láser. Las otras dos subesferas azules son los contadores de 30 minutos y de 12 horas del cronógrafo. Los índices y las agujas, terminadas en ángulo, están recubiertos con PVD del mismo color. La escala taquimétrica es de esmalte blanco sobre un aro en cerámica azul y muestra el icónico punto sobre el 90.
El espectáculo en la parte trasera del reloj es sorprendente. Snoopy y su Módulo de Mando y Servicio entran en órbita gracias a una “aguja mágica” cuando el segundero del cronógrafo está en marcha y viajan alrededor de la cara oculta de la Luna, igual que lo hizo el Apolo 13. La superficie lunar está decorada en el cristal de zafiro mediante una metalización microestructurada exclusiva. La tierra está representada en un disco azul que gira una vez por minuto, en sincronía con el pequeño segundero. En el fondo de este universo se lee “Eyes on the Stars”.
La caja tiene grabados la fecha en que Omega recibió el premio, el nombre Apollo XIII y April 1970. El sistema NAIAD LOCK de la marca suiza asegura que se mantengan en la posición vertical correcta. La correa de tejido de nailon azul tiene la trayectoria del Apolo 13 grabada en el forro.
El reloj está equipado con el mecanismo Omega Co-Axial Master Chronometer calibre 3861, de carga manual, con 50 horas de reserva de marcha y la certificación Master Chronometer del Swiss Federal Institute of Metrology (METAS). Tiene garantía de cinco años y, muy importante, no será de producción limitada. Se entrega en un estuche con paño de limpieza, folleto y lupa para ver los detalles.
Es un tributo perfecto para uno de los relojes más heroicos de la historia. Porque, como explicó Lovell, Omega “era un elemento fundamental para el éxito de una misión”. Nadie lo sabe mejor que él, sus compañeros del Apolo 13 y, claro, Snoopy.