Dependiendo de cuándo hayas iniciado tu cuarentena, es probable que hayan transcurrido unas 10 o 12 semanas desde la última vez que visitaste a tu peluquero o barbero de confianza. Cortarnos el pelo es uno de los rituales de cuidado masculino que mejor nos definen y vernos privados de él puede resultar desesperante, por decir lo menos.
Es verdad que si estamos trabajando desde casa, los códigos de arreglo personal pueden haberse relajado un poco, pero seguramente no han faltado las videollamadas con nuestro equipo o con clientes en las que el ya no saber qué hacer con nuestro pelo ha sido una causa de incomodidad.