En los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 hubo una escena peculiar: un hombre en el centro acuático olímpico compitiendo completamente solo dando brazadas desesperadas en la alberca y esforzándose por llegar de un lado al otro.
La inspiradora historia de Eric Moussambani, nadador olímpico que no sabía nadar
Hace casi 24 años que sucedió la hazaña de Eric Moussambani, apodado de forma irónica Eric La Anguila, quien no ganó ni oro, ni plata, ni bronce, pero sí los corazones de los Olímpicos por su curiosa e inspiradora historia.
Al llegar a Sidney, Australia, apenas había aprendido a nadar unos meses antes en su natal Guinea Ecuatorial y estaba compitiendo en el escenario deportivo más importante del mundo contra los mejores nadadores.
¿Qué récord rompió Eric Moussambani?
Inició como un completo desconocido y, tras terminar su prueba de 100 metros libres pasó a la posteridad como el nadador más lento de la historia olímpica.
El 19 de septiembre de 2000, Eric Moussambani recorrió de ida y vuelta la alberca en un minuto, 52 segundos y 27 centésimas.
Biografía de Moussambani
Nació el 30 de mayo de 1978 en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial (fun fact, es el único país de África que habla español como lengua oficial) y en realidad quería unirse al equipo de atletismo.
Resulta que en 1996, el Comité Olímpico Internacional se percató que existía una bajísima representación de países de África y Medio Oriente, por lo que abrió un sistema de cuotas para atletas que no tenían una amplia experiencia, por lo que las delegaciones de Guinea Ecuatorial, Níger y Tayikistán.
Por eso, cuando tenía 20 años, Eric Moussambani, que mide casi 2 metros, se presentó ante la Federación después de haber escuchado por radio que se buscaban deportistas para ir a los Olímpicos.
Ya no había cupo en atletismo, pero había un espacio en natación y Moussambani, sin pensarlo, aceptó participar.
“Cuando nos dijeron que iríamos a los Juegos Olímpicos yo todavía no sabía qué eran los Juegos Olímpicos. Estaba únicamente feliz por viajar, por pasear. Eso es lo que tenía en la cabeza, ni siquiera sabía dónde estaba Australia”, dijo a la AFP en una entrevista hace un par de años.
La historia de cómo llegó a Sídney 2000
Mientras que los atletas de alto rendimiento que participan en los Olímpicos se preparan desde muy jóvenes para alcanzar el sueño olímpico, a Eric Moussambani le tocó prepararse en pocos meses.
Aunque había nadado en los ríos cercanos a su casa, en realidad jamás se había metido a una alberca de alto rendimiento y pudo conseguir entrenar en una piscina de un hotel que tenía 22 metros de largo.
Ocho meses después, el joven viajó a Sidney y fue abanderado de su país en la Ceremonia de Inauguración.
Cuando el día de competir llegó y vio la alberca, no podía creerlo: jamás había visto una tan grande y, definitivamente, nunca había nadado tantos metros seguidos y le parecía imposible recorrer dos veces los 50 metros de distancia.
Además, no llevaba traje de baño ni goggles porque la Federación de su país no le había dado el equipo adecuado, así que él solo iba vestido con unas bermudas que había comprado en una tienda de segunda mano. Cuando el entrenador de Sudáfrica lo vio, le dijo que lo descalificarían por no ir vestido de forma reglamentaria, “me dijo que parecía que iba a la playa”.
Ese día, Eric competiría contra el nigeriano Karim Bare y Farkhod Oripov, de Tayikistán, quienes también eran invitados de cortesía, pero fueron descalificados por un inicio en falso, por lo que Moussambani nadó solo frente a 14 mil personas que no veían con sorpresa e incredulidad cómo el muchacho daba brazadas y pataletas. Cuando finalizó, por supuesto todos celebraron su hazaña.
“Sinceramente no sabía nadar. Lo que tenía era nociones, pero nada más. En un nivel internacional y competitivo no tenía nada de experiencia. No sabía cómo mover los brazos, los pies, ni coordinar la respiración en el agua”, ha dicho en entrevistas.
Aun así, lo hizo y logró concluir la competencia y al volver a Guinea Ecuatorial se ha convertido en una especie de embajador de natación. De hecho, la marca Speedo le ofreció un contrato millonario y el nadador construyó dos albercas profesionales en su país.
“Mi aparición en los Juegos Olímpicos sirvió para que se conociera más a mi país y me convertí en una figura del deporte”.