"Estoy totalmente convencido de que la cultura y la gente de la cultura pueden conseguir que esta guerra cese" en Ucrania, dijo el director de 52 años con gorra negra y gafas de sol, entre los aplausos de un auditorio lleno.
La guerra "llegará a su fin, y entonces será el momento de la paz", añadió el cineasta, de madre ucraniana.
La presencia de Serebrennikov, conocido por sus posiciones en favor de la comunidad LGTB+, era una de las más esperadas, después de que en las dos últimas ocasiones que compitió en el certamen, el año pasado con La fiebre de Petrov y en 2018 con Leto, no pudo viajar a Cannes por estar condenado por desvío de fondos, en un caso denunciado como una maniobra política por sus defensores.

Desde el inicio de la ofensiva rusa, a finales de febrero, los organizadores del certamen ya se posicionaron y anunciaron que no recibirían a delegaciones oficiales.
La intervención por videoconferencia del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el martes en la gala inaugural para pedir el apoyo del mundo del cine confirmó el tono político de esta edición del certamen.
"Necesitamos a un nuevo (Charlie) Chaplin que demuestre que el cine no está mudo", dijo Zelenski ante un auditorio repleto de estrellas.