Anthony Ramos llega a la cuarta temporada de la multipremiada serie In Treatment –disponible en HBO–, donde interpreta a Eladio, un terapeuta que, a su vez, también recibe terapia. Esta producción regresa después de diez años y se centra en la vida de la doctora Brooke Taylor (Uzo Aduba), una terapeuta que trabaja con pacientes que lidian con temas que van desde la crisis pandémica hasta una serie de cambios culturales a los que la sociedad actual se enfrenta.
Ramos platicó sobre su papel en la cuarta temporada de In Treatment.
Publicidad
¿Qué te atrajo hacia el proyecto y cómo te sentiste cuando leíste el guion?
Sentí que este guion tenía mucha profundidad. Me encanta el programa y me encanta este personaje porque se sentía como que había mucha conversación entre dos personas. Hace dos años que estoy yendo a terapia, y ha sido una parte muy importante de mi vida. Tanto que ahora también hago terapia virtualmente. Fue muy fuerte que mi personaje fuera el único que tenía sesiones virtuales. Me encantó el reto del papel y de la serie porque este es el próximo paso que quiero dar para salir al ruedo de una manera diferente. Este personaje tiene muchas capas, tiene problemas de insomnio y de abandono. Vive en una casa con una familia que en realidad no lo aprecia, pero nunca tuvo la oportunidad de conocer nada mejor, así que es como si él se dijera: “me gané la lotería y no puedo embarrarla”. La manera en la que habla… también es un tipo cultivado, que es algo que adoro.
¿Cómo fue trabajar con Uzo? Parecía que sus personajes tenían un vínculo muy estrecho, sin embargo todo se hacía por computadora…
Uzo y yo nos conocíamos solo de vista. Ambos somos de la comunidad del teatro de Nueva York. Tenemos amigos en común, así que ya estábamos familiarizados el uno con el otro. Entonces existe un elemento de sentirse cómodo, me sentía agradecido de poder actuar con ella. Uzo tiene un corazón tan abierto. Siempre es una bendición cuando la estrella del programa te pregunta cómo estás. Ella llevaba la carga y tenía muchas responsabilidades, y todo lo resolvía con gracia y con mucho profesionalismo. Ella es tan extraordinaria, tan increíble.
Teníamos las sesiones virtuales por un lado, pero cuando yo estaba en el set con ella sentía esa energía. Era genial. En tiempo real y en carne y hueso. Recuerdo haber dicho entre toma y toma “tu fuerza es increíble”. Es una cosa hacerlo de la manera en la que lo estábamos haciendo a través de la pantalla, pero es otra cosa muy distinta estar en el mismo lugar. De locos.
¿Cuán importante fue para ti traer el bagaje de Puerto Rico a la serie?
Fue bueno. Mi personaje está escrito para un colombiano. Hay muchas similitudes entre las diferentes culturas latinas, pero al mismo tiempo hay diferencias. Con Eladio, interpreto un personaje que se siente similar a las personas con las que crecí en Nueva York, y eso para mí fue genial.
Tenía una amiga que me ayudaba con las líneas y ella me decía: “hermano, es como si el personaje hubiera sido escrito para ti”. No fue así, pero el rol me iba como anillo al dedo. Era importante que él fuese latino y sentí que su acento vernáculo era marcado. A veces escuchamos a personajes con un lenguaje similar, pero los guionistas que no son de donde yo soy los escriben así. Él no va a ser tan inteligente como otro personaje… tampoco tan culto.
Pero Eladio es cool. Tiene buena labia. Y me encanta que esta serie hace brillar una luz y le da al mundo un pantallazo para que también lo vea. Solo porque somos “del barrio latino” no significa que no nos podemos expresar.
¿Cuánto de ti mismo ves en el personaje que representas?
Mucho. Existe un estigma en cuanto a la terapia, en especial en la comunidad de latinos, específicamente los hispanos. Fue raro, incluso le dije a personas de mi familia que iba a terapia. Y dijeron: “¿Pero hay algo mal contigo?” Hay mucho que está mal. A eso me refiero con la terapia, que cuando vas la gente te hace sentir como que “hay algo mal contigo”, pero, ¿acaso no hay algo mal con todos nosotros? Me siento agradecido de que se está eliminando este estigma y este programa definitivamente puede guiar el camino respecto a que la terapia es para todos.
¿Qué te gusta más de la serie?
Bueno, honestamente, tengo que decir que Uzo. Es increíblemente genial y existía ese nivel de comodidad en el set que ella creaba. Buenas vibraciones, sabíamos que íbamos a lograrlo y que sería todo un festejo.
También mi aspecto favorito fue entablar un diálogo de la manera en la que lo hicimos en el programa. Mis monólogos favoritos están en el segundo episodio, cuando Eladio estalla. Él entiende lo que hace la terapeuta. No es estúpido. Es como que piensa: “soy como el sirviente en esta casa, ¿piensan que no lo sé? No quiero estar limpiando la piscina, estoy aquí para cuidar a Jeremy. Solo me pagan 12 dólares por hora, pero es lo único que puedo hacer bien”. Me encantó poder zambullirme en este personaje y pelar capa tras capa hasta llegar a lo profundo, y a descubrir a medida que avanzaba la filmación.
Publicidad
¿Cómo te preparaste para este papel?
Creo que la preparación fue en realidad lo que estaba experimentando. A veces Eladio hace referencia a escritores importantes, entonces hacía mi investigación para saber quiénes eran. También investigué que hace la gente que sufre insomnio, y eso me hizo preguntarme, pero, ¿acaso tengo insomnio?
Creo que lo principal fue recordarme a mí mismo que este tipo no es una persona. Es “comunicativo” y muy bueno en cierta medida. Es como una pintura, y él cuelga esta pintura justo en la entrada de su casa para distraerte del hecho de que existe una entrada hacia lo real, lo profundo, algo de lo que él no quiere hablar. Pero uno está tan ensimismado con la pintura y lo bien que él habla que a uno ni siquiera se le ocurre pensar que detrás de esa fachada hay otras cosas que le ocurren a él.
Hay tantos temas impresionantes y profundos explorados en la serie: racismo, privilegio de los blancos, ignorancia, dolor, sexualidad y sexismo. ¿Por qué crees que poner esos temas en primer plano es importante?
Creo que es importante por son temas de los que no queremos hablar, en especial en nuestros hogares. Me encanta cuando Quintessa viene con su abuela. Su abuela está por explotar y uno puede ver la rebelión en Quintessa y su reticencia en comunicarse, porque ya sabe de antemano que ella se va a tener que enfrentar con alguien que la va a juzgar. Pero al mismo tiempo, uno puede ver el dolor que alguien puede sentir cuando no pueden expresarse completamente, abiertamente y con honestidad. Ellos se sienten que van a ser juzgados al mil por ciento incluso antes de que lleguen a terminar una oración.
Pienso que todos esos temas, sexismo, racismo, son abordados en la serie. Me encanta porque todo es real. Por eso siento que es tan importante que la gente se siente uno frente al otro, y que sean completamente vulnerables, tanto como les sea posible.
¿Qué piensas que la gente se llevará consigo cuando vea la serie?
Espero que tengan la suficiente confianza como para buscar a un terapeuta y que comiencen a trabajar. Es duro; tal vez el primer terapeuta no es el indicado. Por ejemplo, uno va al gimnasio, a uno puede no gustarle un gimnasio en particular, pero a la larga uno encuentra el que le calza. Y lo mismo ocurre aquí, a veces uno tiene que ver a dos, tres personas antes de encontrar al terapeuta con el cual uno se siente en sintonía.
Pero una vez que comienzas a profundizar, ese sí es el verdadero trabajo, hay que seguir. También hay que permitirse ser lo suficientemente vulnerable donde uno puede ir realmente al fondo de lo que le está pasando.
Me encanta eso de este programa. Hay cuatro personajes y el principal es el que ayuda a estos pacientes, pero también obtiene ayuda en el cuarto episodio. Por lo general es la persona que uno piensa que no necesita ayuda. Solo espero que la gente encuentre un sistema de contención en el que puedan hablar de las cosas pesadas que les ha tocado vivir, encontrar el coraje y hacer el trabajo. Porque es trabajo y hay que hacerlo aunque duela.