Ha sido un gran año para Leonel García. En menos de un año, el compositor y cantante mexicano ha sacado dos discos (Amor pasadoen junio del año pasado y 45 RPMel 21 de mayo–, y a lo largo de ambos nos ha demostrado una evolución musical en la que demuestra que puede regresar a las raíces musicales de nuestro país, pero que también puede tomar lo mejor del sonido en general, en una época en la que las barreras de género (musical), nacionalidad, época son cada vez más borrosas. Esto último lo logra en 45 RPM, su producción más reciente.
Leonel platicó con Life and Style sobre este nuevo álbum y lo que representa en su carrera.
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A esta edad estoy tratando de liberarme de muchas cosas que me estorban.
Este disco, tomando en cuenta tanto tu trabajo como solista como con Sin Bandera, es uno de los más distintos que has hecho. Tiendes a sonidos más texturizados e incluso vocalmente tu rango vocal se expande a lugares poco comunes en ti. ¿A qué se debe esta exploración?
A mi edad. Pensándolo bien, los cuarenta y cinco años son una edad que a mí, personalmente, me pegaron mucho más que los cuarenta. No para mal, sino que realmente fue algo que me hizo reflexionar con respecto a muchas cosas, y entre ellas, las limitaciones que yo mismo me he puesto siempre los temores y la cuestiones de querer dar gusto o no querer ahuyentar a nadie; esas autocensuras que todo el mundo se pone. Es un disco que, en efecto, tiende a experimentar más, por eso mismo: a esta edad estoy tratando de liberarme de muchas cosas que me estorban, y además, el hecho de que yo lo haya producido todo, hace que pueda tomar más licencias, sin tener a nadie que haga otra censura, que a veces es el mismo productor. El productor funge como alguien que a veces te ayuda en muchas cosas –yo he trabajado con productores muy buenos, amigos muy queridos–, pero que también tienen una responsabilidad con su cliente, que es la compañía de discos que los contrata, y te van frenando. Entre tus temores y los de ellos se hace un freno que en este disco se siente un poco menos. Espero que sea una puerta que se abre para que de ahora en adelante cada disco tenga una propuesta más profunda, sin miedo. Creo que es importante escuchar artistas de otras partes del mundo te hace pensar en por qué te gustan, y es por su característica de libertad, de no ponerse límites de qué género están haciendo o qué armonías están usando, o qué letras están escribiendo.
¿Cómo fue producirte a ti mismo?
Ya lo había hecho en mi proyecto alterno, León Polar, pero en algo más pop, es la primera vez. La verdad sí me daba miedito. Hablé con mi amigo productor Aureo [Baqueiro], con quien siempre he hecho discos, y le dije “entenderás que voy a emprender esta aventura, y a ver cómo me va”, y fue muy lindo tener su apoyo, sobre todo porque es alguien con quien he trabajado muchos años. Me siento feliz de haber tomado la decisión de hacerlo.
En el disco tienes varias colaboraciones, con artistas como Ximena Sariñana, Jonaz, Nicole Zignago, entre otros. ¿Cómo eliges a estos invitados?
Normalmente por fanatismo. Escucho algo que me llama la atención y empiezo a escuchar a esos artistas, su música, los empiezo a guardar en mi teléfono, los escucho por meses –a veces por años– y de pronto tengo la oportunidad de conocerlos y contactarlos. Es muy raro que trabaje con alguien a quien no admiro. Y puedo admirar a gente de muchos géneros; hay personas haciendo cosas muy divertidas, como Nicole Zignago, a los Me Estás Matando, Sabino… gente que es joven y se está aventurando a hacer cosas divertidas, y gente no tan joven, como Jonaz, que es de mi edad, pero que son leyendas de la música. Toda la gente que está en el disco es gente a la que le tengo mucho cariño. Me gusta trabajar con gente que tenga buena energía, que esté dispuesta, que desde el principio conecte con la idea. Eso se me hace más importante que todo lo demás.
Estoy produciendo yo por primera vez, no sé cómo lo van a tomar, pero a fin de cuentas son cosas que tienes que hacer. Por más nervios o emoción que haya, sabes que estás tomando la dirección correcta y los riesgos.
En 2020 también sacaste disco; nunca habías tenido tan poco tiempo entre discos, y eso me hace pensar que, creativamente, la pandemia te cayó de maravilla…
Fue un tiempo de reenfocar todo al estudio. Fue llevar el entusiasmo que normalmente viene de estar de gira, para seguir creando. Son dos discos muy distintos, y el hecho de que el anterior fuera de música mexicana, sí lo separa mucho del que acabo de sacar, y eso era bueno porque era muy fácil diferenciar uno del otro. Cuando cerré el disco mexicano ya tenía un año haciendo éste, y necesitaba aire. Por eso fue más fácil hacer la transición al disco original, que hicimos la mitad fuera de la pandemia y la mitad dentro de la pandemia.
Llevas ocho discos como solista, seis con Sin Bandera, e incontables colaboraciones. ¿Sigues sintiendo nervios al sacar un disco nuevo?
Sí. Tú mismo te vas poniendo tus propias expectativas y tus propias metas sobre lo que te gustaría lograr o sentir con un disco y quieres que la gente conecte de cierta manera, y viene un nervio por saber si lo estás comunicando de la manera correcta, porque estás cambiando constantemente y el mensaje que estás dando ahora, la manera en que produces, la forma en que entregas el trabajo, es distinta a las anteriores, y por lo tanto la reacción de la gente va a ser diferente también, y puede ser positiva o puede haber momentos donde no conecte con la gente. Siempre hay un nervio –es más una emoción que un miedo– y hay una responsabilidad de tratar de ir mejorando en lo que haces. Que cada vez tenga mayor calidad, mayor emoción. En este caso involucré a todos los músicos con los que toco en vivo; normalmente grabas con músicos de sesión de otros países o los productores tienen a sus músicos. En este caso fue involucrar a mi familia musical para que grabaran todo este disco y eso siempre es un nervio añadido. Estoy produciendo yo por primera vez, no sé cómo lo van a tomar, pero a fin de cuentas son cosas que tienes que hacer. Por más nervios o emoción que haya, sabes que estás tomando la dirección correcta y los riesgos. El trabajo artístico requiere siempre ir un paso más allá –con lógica, claro–. No creo que necesariamente debes romper con lo que estabas haciendo antes, pero sí creo que hay que ir agregando elementos a lo que vas haciendo, y este disco trata de hacer eso.