Benito se enfrascó en un duelo en parejas, junto a Damian Priest, para luchar ante la dupla conformada por The Miz y John Morrison. Ingrediente fresco para la noche, una dupla de veteranos enfrentando al cantante más viral de la actualidad, nadie quería perderse la batalla. La entrada de Bad Bunny al evento estuvo repleta de fuegos artificiales, aplausos y la característica energía del puertorriqueño, quien bajó de la caja de su camión gigante, ese que aparece en la portada de su álbum El Último Tour del Mundo, y al ritmo de Booker T, canción incluida en el disco y cuyo nombre refiere a un miembro del Salón de la Fama de la WWE, subió al cuadrilátero.
Cuando el show inició, Benito se convirtió en un doble de acción o artista circense: múltiples llaves, lanzamientos, golpes aéreos, piruetas e incluso bailes burlones completaron la participación del cantante. Una actuación destacada, muy destacada para las expectativas que los más aguerridos fans de la lucha libre habían generado sobre el autor de Callaita, que durante los minutos de combate se mantuvo enérgico, con la iniciativa de pelear y a quien el público le reconoció el esfuerzo en cada intervención.
Los comentarios de la narración original enfatizaron la condición física y el nivel que demostró el artista: “Hemos visto a una gran cantidad de personalidades externas actuar en este ring, pero no a este nivel. Nadie esperaba algo así”, se comentó antes de que el propio Bad Bunny se lanzara sobre The Miz y ganara el enfrentamiento. Su victoria, aplaudida al unísono por los 20 mil espectadores presentes en el recinto de Tampa, seguramente le garantiza más apariciones en la WWE.
Sí, su magnífica preparación se notó al ejecutar todos los movimientos, pero la noche no se trató de Bad Bunny aterrizando golpes. La bienvenida fue cálida por parte de los veteranos The Miz y John Morrison (con experiencia en la lucha profesional desde el 2000 y 2002, respectivamente), quienes no perdieron tiempo cuando se trató de golpear al invitado. La teatralidad lograda por Bad Bunny, recibiendo y lanzando golpes, volando como un experimentado luchador y ejecutando posiciones y movimientos difíciles de dominar, le valieron ser la sorpresa de la noche.