La fractura de cráneo que sufrió el futbolista mexicano del Wolverhampton Raúl Jiménez y la imagen de David Luiz, del Arsenal, en el césped, jugando con normalidad pese a la sangre que brotaba de su cabeza, ha reabierto el debate en Inglaterra sobre la necesidad de anteponer el bienestar de los jugadores al negocio.
El revuelo tras el choque entre ambos jugadores se produjo, no tanto porque Jiménez se tuviera que retirar en camilla y con oxígeno asistido del campo, siendo trasladado inmediatamente a un hospital, sino porque a Luiz, el segundo protagonista del incidente, se le aplicó un vendaje y siguió jugando hasta el descanso, es decir, 40 minutos más.