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“Es difícil conservar la forma física durante la cuarentena. No es lo mismo que estar con tus compañeros compitiendo y jugando cada fin de semana”, dice Raúl, el delantero mexicano mejor cotizado en Europa, pues se estima que su precio es de 100 millones de dólares y su nombre —antes del cierre de esta edición— sonaba fuerte en el mercado de traspasos como el fichaje estrella de Manchester United o Juventus.
Antes de la suspensión de los partidos de futbol por la crisis sanitaria, Raúl no recibía más que elogios de la prensa deportiva. “No me cuesta trabajo creer el buen momento que vivo porque para esto me preparé durante tantos años”, afirma Jiménez, con un tono de voz que se fundamenta más en la conciencia del esfuerzo y el sacrificio que en la arrogancia.
“Al llegar la oferta de Wolves me dijeron que era un equipo que acaba de ascender a la Premier League y que probablemente estarían pensando en no descender. Entonces, después de jugar en el Atlético de Madrid y Benfica, equipos que compiten por el título en sus ligas, era un reto totalmente diferente y lo acepté porque sabía que jugar en Inglaterra es otro nivel; la mejor liga de mundo, creo. Era un reto que debía tomar, cambiar de aires, después de tres años en Benfica, y mira, afortunadamente salió bien”.
El paréntesis que significó la cuarentena le vino de maravilla al artillero. “He vivido cosas del embarazo que tal vez no me hubiera tocado vivir si tuviera el ritmo deportivo de antes, así que le saco el lado positivo a esto”, cuenta Raúl.

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