"Nuestros resultados apoyan la idea de que los juegos en línea ofrecen una alternativa satisfactoria a los encuentros cara a cara en este momento excepcional de restricción a los contactos debido a la pandemia de coronavirus", explica Matti Vuorre, uno de los autores del estudio.
Se suele acusar a los videojuegos, especialmente a los juegos en línea, de afectar a la salud psicológica de los jugadores y estudios anteriores han criticado el efecto de sesiones excesivamente largas en los más jóvenes.
Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la adicción a los videojuegos como una enfermedad psicológica, "una decisión criticada por muchos investigadores", según Vuorre.
A diferencia de estudios anteriores basados en autoevaluaciones de tiempo realizadas por los jugadores, los investigadores de Oxford utilizaron datos de las conexiones en línea proporcionados por los desarrolladores.
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