"Estuve fuerte mentalmente, intenté jugar agresiva, como en los partidos anteriores. Pero hoy estaba muy estresada y no sé cómo gané, solo quería estar concentrada. Espero que tu lesión no sea muy grave", dijo Swiatek a Kenin, con ambas jugadoras llorando tras el duelo.
La estadounidense, que inició el partido con una venda en su muslo izquierdo, recibió tratamiento médico en los vestuarios cuando perdía 2-1 en el segundo set. No volvió a ganar un juego.
El torbellino que llevó a la polaca hasta la final, cediendo solo 23 juegos en su camino, con poco más de una hora de juego en cada duelo, no se detuvo en la final, donde la estadounidense, que venía de ganar el Abierto de Australia, solo rivalizó la primera manga.
Este sábado se convirtió en la ganadora más joven del grande francés desde Monica Seles hace 28 años, cuando tenía 17.
Con su triunfo supera a su compatriota Jadwiga Jedrzejowska, que había sido finalista de Roland Garros en 1939.