"Rafa es Rafa y esto es Roland Garros, hay una historia y nos tenemos que pegar a ella", había avisado su técnico Carlos Moyá en la previa. El aventajado discípulo cumplió al pie de la letra, salvo en un tercer set en el que se enredó hasta que resolvió el 'tie break'.
"Es un momento muy difícil y les doy las gracias. Estar en la final de Roland Garros es muy especial. Gracias a mi familia, que ha venido hoy, es un momento muy bonito para mí", señaló Nadal nada más acabar.
En su primera incursión entre los cuatro mejores de un Grand Slam, el argentino se marchó con la cabeza alta y con la convicción de que no está tan lejos de los mejores.
Su balance de las últimas semanas es positivo, porque derrotó en Roma al número uno sobre tierra, jugó su primera final de un Masters 1.000 y de nuevo rivalizó contra Nadal en sus primeras semifinales de un grande.
Aunque no tendrá premio en forma de título, Schwartzman se llevará la recompensa de entrar por vez primera en el 'top 10', puesto que el lunes será octavo de la clasificación mundial, la guinda del pastel de su temporada en progreso ascendente.
Con información de AFPy EFE