La nueva película del cineasta mexicano, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia, es un vistazo aterrador hacia el futuro de nuestro país. Y sin embargo, es un espectáculo, es la belleza de la catástrofe: como voltear al cielo y ver un avión en llamas y, pese a lo terrible de la imagen, no poder quitar los ojos de esas vidas que arden en caída libre.
A diferencia de sus películas anteriores —Ana y Daniel, Después de Lucía, Chronic y Las Hijas de Abril, en las que se centraba en el conflicto interno de sus personajes, en sus dilemas morales—, Nuevo Orden es una evolución para Franco en su forma de contar historias.

En este drama social, protagonizado por Naian González Norvind, Fernando Cuautle, Diego Boneta, Mónica del Carmen y Darío Yazbek, el personaje principal de Franco es México, y con su elenco coral va articulando una especie de mural futurista, como la pintura del artista mexicano Omar Rodríguez-Graham, “Solo los muertos han visto el final de la guerra”, con la que el cineasta elige para abrir la película.
La primera secuencia es un adelanto del rumbo dantesco por el que llevará al espectador: la bella mirada de una novia tras su velo, después muebles aventados por la ventana, paredes pintadas con leyendas que exigen justicia social y, luego, esa misma novia, sólo que ahora desnuda, bajo la lluvia, con pintura verde que le recorre como un hilo la entrepierna.