‘Tengo miedo, torero’, protagonizada por Leonardo Ortizgris, estrena en Venecia
Este drama inspirado en la novela de Pedro Lemebel, es sobre un atentado contra Augusto Pinochet y es protagonizada por el mexicano Leonardo Ortizgris y Alfredo Castro.
Al director Rodrigo Sepúlveda le parecía un desafío mayor llevar a la pantalla grande Tengo miedo, torero, que estrenó hoy en el Festival de Venecia en la sección Le Giornate degli Autori.
La consideraba así, un animal diferente, por estar inspirada en la novela homónima de Pedro Lemebel, uno de los artistas más queridos y provocadores de su país, durante la dictadura, por su abierta homosexualidad y su voz crítica frente al gobierno
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“La verdad es que nunca me había planteado adaptar una novela por la dificultad que conlleva. Pero cuando tomé este proyecto, yo ya conocía la obra de Pedro Lemebel, y pese a que era un novela corta, el desafío era más grande de lo que yo me imaginaba”, dice Rodrigo para Life and Style, en entrevista vía zoom, desde Santiago de Chile.
“Pero decidí asumirlo porque es una novela muy importante y bella, pero también política y emocional, pero sin ser discursiva. Y sí, estoy de acuerdo, me parecía un desafío mayor que valía la pena correrlo de todos modos”.
Tengo miedo, torero es un romance político, rosa y también oscura. Es la historia de La Loca del Frente, un viejo homosexual que se prostituye en un cine porno del centro de Santiago, quien conoce a Carlos, joven guerrillero que le pide que le guarde una cajas y son, ni más ni menos, que las armas para atentar contra el dictador Augusto Pinochet.
El primero es interpretado por el chileno Alfredo Castro, reconocido por filmes como Tony Manero y Desde Alla; el segundo, por el mexicano Leonardo Ortizgris, ganador del Ariel por Museo y protagonista de Güeros.
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“Creo que la labor fundamental del director es la dirección de actores. En el caso de Alfredo Castro, teníamos un mandato, porque Lemebel dijo que quería que Castro hiciera ese personaje. Para el personaje de Carlos, el guerrillero, hice casting en Santiago, Buenos Aires y en México y ahí conocía a Leo y fue el que sin duda hizo el mejor casting, por lejos, el mejor de todos. Él tomó el momento más difícil de la película, cuando él hace una confesión de su infancia, y me impresionó. Además, Leo tiene en su ADN no sólo ser un buen actor sino ser un animal político, él era el tipo de Che Guevara perfecto para esta película”.
La película está inspirada en la novela Tengo miedo, torero, que ha sido traducida a decenas de idiomas. La universalidad de la historia se debe, según Sepúlveda, en que lo verdaderamente personal trasciende fronteras y culturas.
“La historia es universal porque ser un homosexual marginal en el Chile de los 80, es como ser clandestino y marginal en todos los países porque todavía hay una mirada sesgada hacia el mundo homosexual, porque es sobre un amor imposible entre un viejo y un joven, entre un apolítico y uno que sí es político”.
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La historia transcurre aún en años de dictadura de Augusto Pinochet, pero a veces las películas históricas resultan también actuales. ¿Es el caso de Tengo miedo, torero?
Sí, hay dos cosas importantes. Cuando leía la novela pensando ya en la película, me di cuenta de algo muy importante, que cuando en los 80 Pedro Lemebel empieza a figurar como un poeta y performer importante en Chile, le da inicio a un movimiento que hoy día es latinoamericano, la lucha de los derechos para la comunidad LGBTQ+, y que si en Chile hoy día existe la posibilidad que se discuta la posibilidad del matrimonio homosexual es gracias a Pedro Lemebel. En mi país, la homosexualidad estuvo prohibida al año 1999; hasta entonces era ilegal. Para entender lo que pasa en temas de libertades y de género había que ir al origen y el origen es Lemebel en todo Latinoamérica.
Por otro lado paso una cosa sorprendentemente curiosa. Nosotros filmamos un año atrás en Santiago, recreando la dictadura y todos los jóvenes nos preguntaban cómo era vivir en esa época en estado militar y tres meses después empezó la revuelta en Santiago, el estallido social, y empieza a aparecer la figura de Lemebel, como símbolo, en todas las manifestaciones: en las calles habían rayado en las paredes “No tengo miedo, torero”, “Lemebel está vivo”; empezó a levantarse como una figura ética y moral, de una manera espontanea que fue hermosa.
¿Cuál fue la importancia artística e histórica de Pedro Lemebel?
Es un hombre del pueblo chileno, que nace en un barrio muy marginal. Su nombre real es Pedro Mardones Lemebel, pero él adopta el apellido materno como un gesto y reconocimiento a su madre. Desde niño fue homosexual asumido y fue bulleado en toda su infancia Estudio literatura y fue profesor de castellano y apareció como artista como alguien que no sólo era escritor, sino un gran performer que funda un grupo que se llamó Las Yeguas del Apocalipsis, junto a Francisco Casas, y aparecen vestidos como Frida Kalho y recrean el cuadro de Las dos Fridas en la calle.
En esa época, los comunistas y los homosexuales eran terriblemente perseguidos y ellos una vez aparecieron desnudos en la calle en un caballo blanco por las calles de Santiago o vestidos de la pintora mexicana y eso concita una inquietud increíble en todo el medio cultural chileno. Empezó a escribir las crónicas de su sexualidad en los barrios marginales de Chile.
Si Lemebel viviera, ¿sería una especie de rockstar de la cultura?
Exacto, y en Chile hoy día lo es y también lo está siendo en Italia y Argentina. Pero lo importante de él es no sólo escribir desde la homosexualidad y la marginalidad, sino que él pone su cuerpo en riesgo al externarlo en la calle en plena dictadura. Pero es tal su importancia y el asombro que causa, que nadie se atreve a tocarlo.
¿Por qué él odiaba la palabra gay?
A él le gustaba decir que era marica o maricón, porque decía que aún así era más hombre que muchos hombres. De hecho, él estaba en contra del matrimonio homosexual porque decía que era repetir una actitud homoparental que no era necesaria; entonces, él siempre fue muy controversial porque tenía puntos de vista inesperados.
¿Por qué para ti fue importante contar esta historia?
Por varios puntos. En el plano político lo fue porque veo que en muchas sociedades se empieza a añorar el pasado de una forma muy conservadora y en Chile se habla de que en los 80 la familia estaba unida y éramos todos tan felices, cuando fue una década de terror y persecución, y de algún modo yo quería dar cuenta de cómo los vivimos.
Lo otro es que yo siento que las películas que uno quiere hacer siempre empiezan y terminan hablando del amor y desde el amor y ésta es una novela romántica. A Pedro Lemebel en algún momento lo criticaron por eso, por romántico. Roberto Bolaño le dijo, pero si Tengo miedo, torero es una historia rosa. Y él le dijo: “Sí, claro, eso es lo que hice”. Y su novela que inspira la película tiene esta gracia que tiene este gran cruce entre el amor y lo político, porque es un historia de amor hermosa e intensa, histórica.