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Durante mucho tiempo su trama fue un completo misterio, se sabía sólo que tenía que ver con el tiempo, un tema que obsesiona al director de Memento, Inception e Interstellar. Incluso Robert Pattinson, cuando por fin pudo hablar sobre la temática de ésta, no sabía cómo explicar la película.
El concepto en el que se sostiene toda la historia es la reversión del flujo del tiempo. Esto se explica de la forma más fácil con la siguiente escena: se dispara una pistola, pero la bala es capturada por el arma. Es un breve rewind que rompe las leyes de la física, en específico la de causa-efecto.
En términos llanos, ésta es la historia de dos agentes, encarnados por John David Washington y Robert Pattinson, que deben entender y dominar la reversión del flujo del tiempo para ejecutar un enredadísimo plan para salvar a la humanidad que es amenazada por un despechado contrabandista de armas soviético, Andrei Sator, encarnado por Kenneth Branagh.

El universo de este thriller de acción y ciencia ficción es tan complejo y ambicioso que sin duda recuerda la experiencia de ver de Inception o Interstellar; sin embargo, a diferencia de éstas, Tenet no logra simplificar su trama con un guión que el espectador entienda de forma natural, y por eso la historia resulta laberíntica a ratos.
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Las dos películas previas de Nolan eran brillantez porque la audiencia sabía que estaba en un laberinto, pero se sabía guiado de la mano de un cineasta y guionista que los haría entender el caos y los llevaría a la salida entendiendo el camino andado. Eso no pasa con Tenet, pues en este filme de 2 horas y 30 minutos, uno llega a sentirse perdido —y no es cuestión de inteligencia, aquí el narrador, Nolan, es el único responsable—, pues por primera vez la complejidad de su historia superó su capacidad de narrativa.