En cada ámbito hay errores históricos que no se olvidan. En la música, Decca Studios rechazó a The Beatles; en la literatura, la editorial Lozada le sugirió al premio Nobel Gabriel García Márquez que se dedicara a otra cosa; en el basquetbol, Adidas y, sobre todo, Converse perdieron millones de dólares al no contratar a Michael Jordan como su imagen publicitaria.
A principios de los 80, Jordan era sólo la promesa de la NBA. Pese a que desde sus primeros juegos con Chicago Bulls ya había seducido a los fans, no pasaba lo mismo con las grandes marcas deportivas. Michael estaba desesperado porque los patrocinadores apostaran por él y nada lo atraía más que ser parte de Converse, la marca creadora de los icónicos All Star Chuck Taylor y que tenía en sus filas a estrellas de la liga como Larry Bird y Magic Johnson. Además, eran los tenis que había usado en sus días de jugador universitario.