El día que Frank Sinatra intentó boicotear ‘El Bebe de Rosemary’
Roman Polanski, en 1968, al iniciar la producción de El Bebe de Rosemary tuvo la complicada misión de encontrar a la actriz encargada de dar vida a la atormentada protagonista. Al inicio pensó en Sharon Tate, pero al enfrentarse a distintos conflictos de interés, y tras la sugerencia de Bob Evans, decidió cambiar de idea y acercarse a la actriz Mia Farrow, quien comenzaba a ser un referente de la pantalla grande, en gran medida gracias a su matrimonio con Frank Sinatra .
“Aunque Mia no se ajustaba a la descripción de Levin (autor del libro) ni a la imagen mental que yo me había forjado de 'Rosemary'- una típica norteamericana, fornida y saludable- sus dotes de actriz eran tan extraordinarios que la contraté sin someterla a ninguna prueba”, cuenta Polanski en Memorias , su biografía autorizada (reeditada por MalPaso), dejando en claro la alegría y el entusiasmo que le daba tener a Farrow en el set.
“Con Mia conseguí alcanzar una maravillosa compenetración. A pesar de su excéntrico carácter californiano , era todo lo profesional que cabía esperar de su pedigrí: segunda generación de Hollywood, hija de Maureen O’Sullivan y del director John Farrow, Mia se entregó en cuerpo y alma al papel de Rosemary. Sabía que el filme la podía catapultar al estrellato…”, continua el polémico director, abriendo el camino para hablar sobre cómo fue tener a Farrow al frente de su filme más famoso y comenzando a señalar cuál era el gran problema de Mia: Frank Sinatra.
Celoso del éxito que comenzaba a llegar a Farrow, ya que El Bebé de Rosemary empezaba a tener grandes expectativas entre la crítica y el público, Sinatra comenzó a entrometerse en la producción, intentando que Mia renunciara.
“En sus primeras fases de rodaje, El Bebé de Rosemary empezó a despertar un considerable interés. Al parecer, a Sinatra no le gustaba que su mujer destacara por sus propios méritos. Teníamos, además, que terminar la película a tiempo para no desbaratar el programa de Sinatra, quien quería empezar a rodar El Detective en cuanto finalizara nuestro plazo de cincuenta días y necesitaba que Mia estuviera disponible el Día de Acción de Gracias. Al enterarse de que no estaríamos listos hasta pasada la Navidad, Sinatra exigió, muy molesto, que su mujer abandonara la producción. Ella no quiso y eso le enfureció. Sabía que estábamos rodando muy despacio y que hacíamos numerosas tomas- un procedimiento que menospreciaba porque él nunca hacía más de una o, como máximo, dos en cada escena-. Empezó a presionar a Bob Evans y hubo acaloradas discusiones por teléfono. Más tarde, Sinatra se vengó de forma imprevista”, cuenta Polanski sobre los intentos del cantante de boicotear y terminar con su producción.
Y aunque Sinatra no logró detener el filme, si consumó su revancha contra su esposa por no renunciar, pidiendo el divorcio durante uno de los días de grabación.
“Estábamos a punto de empezar a filmar cuando llegó Mickey Rudin, abogado de Sinatra, diciendo que tenía que entregarle a Mia unos importantes documentos…después, ella consiguió decirme, entre balbuceos, que Rudin le acababa de comunicar que Sinatra había comenzado los trámites de divorcio”.