Dreams, la teatralidad de la cocina, el sazón de la escena
En esta experiencia presentada por MasterCard y creada por Teatro de Babel, hay música, hay actores, hay creación audiovisual y hay cocina; alta cocina .
Se anuncia como una vivencia multisensorial en exclusiva para los tarjetahabientes Platinum y World Elite de la marca, quienes sólo tendrán oportunidad de vivirla en alguna de sus 10 funciones, las cuales ya se encuentran mayormente agotadas. Las estrellas de la marquesina, la actriz y cantante lírica Susana Zavaleta y el chef Jorge Vallejo.
La acción ocurre en el número 62 de la avenida México, una casona en Coyoacán. Desde el jardín, un perro xoloescuincle personificado por un bailarín es el guía del recorrido por las 5 salas que lo componen. Comunicarse con el conductor es prácticamente imposible. Se expresa únicamente cuando es necesario a través de señas y -como es obvio- con ladridos. Su actitud es más cercana a la de un celador que conduce al grupo.
“La sabiduría es el postre de la vida”. Una voz en off lanza esta declaración mientras el espectador tiene frente de sí una creación del chef Jorge Vallejo , una porción de “piedras de guanábana con gel de pimienta rosa”. Al centro de la sala, un luz cenital se enciende, debajo de la la bailarina Andrea Rivas ejecuta un solo coreográfico acompañada de un despliegue multimedia que parece evocar el transcurso de los años. El envejecimiento. Los expectantes tienen un dilema. Sus sentidos no saben en qué estímulo concentrar su atención, en el gusto despertado por la dulce fruta, el intenso aroma de la especia o los delicados y etéreos movimientos de la ejecutante.
En esencia, este conflicto es una constante en el resto de las habitaciones. Al interior de ellas se cuenta diferentes versiones de una sola protagonista. Una mujer de nombre Adela en varias etapas de su vida y habitando diferentes épocas. El siglo XVIII, los años de la Revolución Mexicana, los cabarets de los años cuarenta y la estridente década de los ochenta; todas ellas delineadas por la dramaturgia de Aurora Cano y Nicolás Alvarado.
Alvarado cuenta que las claves de este “espectáculo” se encuentra en descolocar las convenciones tanto del teatro como del ritual gastronómico. También explica que existen algunos puntos de partida literarios para estas historias: Orlando de Virginia Woolf y Rayuela de Julio Cortázar. El primero se percibe a través de las múltiples facetas del mismo personaje, la segunda referencia se nota en la estructura narrativa y en cómo está diseñada la puesta en escena.
Los 300 espectadores que integrarán cada función, se separarán en grupos que comienzan su recorrido en salas distintas y continúan sin importar el orden numérico, similar a la experiencia de leer dicha obra de Cortázar. Un juego absoluto con el tiempo y las reglas que tiene como resultado que cada espectador experimente.
Por su parte Aurora Cano, quien es también la directora escénica, explica que la propuesta es una reacción al mundo virtual para lo cual, fue necesario propiciar la presencia física donde el espectador es un elemento más de la ficción. No se rompe la cuarta pared, porque la cuarta pared no existe en el teatro inmersivo.
En esta sala todo es blanco y negro. Las rumberas que reciben al público, la decoración, los músicos, el apuesto presentador; todo parece haberse escapado de una película de rumberas. Aquí el platillo es un mosaico de pulpos en su tinta también duocromático. Pero la especialidad es la voz de la soprano Susana Zabaleta quien interpreta a la frívola estrella de un cabaret donde se suscita la traición, la intriga y el crimen.
Por la invitación de Jorge Vallejo, los chefs Edgar Núñez del restaurante Sud 77 y Francisco Ruano de Alcalde, intervienen en el espectáculo. El primero con un Guajolote al coloradito con plátano y ensalada de quelites con ajonjolí y el segundo con un cuarteto gorditas con sabores a betabel, chile poblano, hongos y pancetta. La intervención gastronómica se integra a la narrativa de cada una de las tramas a las que pertenecen como un elemento de la historia.
Más de cuarenta actores en los diferentes escenarios, entre ellos la cantante de ópera Irasema Terrazas, la actriz ganadora del premio Ariel Martha Claudia Moreno, los histriones Mariana Gajá, José Roberto Pizano y el gambista Rafael Sánchez Guevara.