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Los 5 gobernantes más dementes de la historia

Una breve lista de aquellos líderes que hicieron de la locura su gobierno
mar 08 noviembre 2016 02:03 PM
Gobernantes dementes
Gobernantes dementes Gobernantes dementes

No vamos a mencionar el caso actual que nos ocupa, sólo diremos que no es casual que esta nota aparezca en nuestro sitio el día de hoy. Al fin y al cabo, como diría Marx la historia es cíclica y, obviamente, también sus crisis.

De esta forma, la humanidad y sus pueblos han tenido líderes, escogidos democráticamente o no, que han pasado a la historia por su bondad, hazañas o sentido de la justicia. Aunque de igual manera, ha tenido otros que han sido recordados por motivos no tan positivos como sus arranques de locura, impulsos megalómanos o simple y llanamente su incapacidad a la hora de cumplir su tarea.

Así, elaboramos una lista con aquellos 5 gobernantes cuyos errores no convendría repetir por el bien de todos.

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Emperador Calígula (12 – 41 d.C.)

Sádico como pocos y tan tiránico en sus cuatro años de mandato que acabaría asesinado por varios senadores y la Guardia Pretoriana, sus propios guardaespaldas, las barbaridades que hizo Calígula son incontables. Por mencionar una, trató de nombrar a su caballo, de nombre Incitatus, como sacerdote y senador, aparte de hacerle una gran estatua de mármol en su honor.

Sin embargo, lo que sorprendía era su violencia en ejecuciones públicas en las que personalmente violó y asesinó tanto a ciudadanos que le insultaban como a sus familias –incluyendo niños– y hasta en una ocasión ordenó que las cinco primeras filas del Circo Máximo de Roma fueran devoradas por los leones por falta de presos para divertirse. Eso sin contar el incesto habitual que practicaba con sus cuatro hermanas en público. Tras su asesinato, tanto era el odio que le tenía el pueblo romano, que dejó que su cuerpo se pudriera en la calle a merced de los perros.

Calígula
Calígula

Emperador Zhengde de China (1491 – 1521 d.C)

Cuando este emperador chino de la dinastía Ming asumió el mando tenía 14 años y parece que no abandonó dicha edad en toda su soberanía. Según escritos de la época, Zhengde ocupaba su tiempo más en jugar que en gobernar. Por ejemplo, mandó construir una cuadra falsa de ciudad en su palacio para poder pretender ser un tendero y ordenó a todos sus sirvientes que siguieran su juego.

También se hizo pasar por general e iba a saquear sus propios pueblos con un ejército vestido de seda y alcanzó el extremo de inventarse un alter ego, de nombre Zhu Shou, con el que se presentaba ataviado con una peluca negando ser él mismo. Obviamente, su destino fue tan extraño como su reinado y murió ahogado tras acabar muy borracho durante un viaje de pesca.

Emperador Zhengde
Emperador Zhengde

Justiniano II, Emperador de Bizancio (669 – 711 d.C)

El líder del Imperio Romano de Oriente, o Bizancio, pasó a la historia como uno de los peores emperadores de la historia, al perder la mitad de Italia a favor de los persas, probablemnte debido a que pasaba su tiempo haciendo cosas bastante extrañas. El historiador Juan de Efeso relata que Justiniano II oía voces en su cabeza y se escondía bajo su cama para ocultarse de ellas y pedía a sus súbditos que tocaran el órgano para dejar de escucharlas.

Además sus arrebatos solían ser violentos y cuando alguien trataba de calmarle le solía morder a en la cabeza. Así, una de las soluciones que se le ocurrió a su consejo fue poner su trono sobre ruedas y empujarle haciendo rutas por su palacio, pues le divertía tanto como podría hacerlo a un niño de kinder. Además durante su reinado surgió la leyenda de que llegó a comerse a dos sirvientes, algo que no nos extrañaría nada.

Justiniano II, Emperador de Bizancio
Justiniano II, Emperador de Bizancio

Carlos VI de Francia (1368 – 1422 d.C)

Este rey francés ocupó el trono galo durante la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra y era apodado por el pueblo como Carlos El Loco, un inconveniente bastante grande si estás librando una guerra. Los signos de su demencia ya se notaron entre sus filas tan pronto como en 1392, a los 24 años, cuando mató a varios de sus propios caballeros durante una partida de búsqueda para encontrar a un fugitivo.

En los años siguientes, olvidaría varios de los nombres de sus subordinados y hasta el suyo propio o el hecho de que él mismo era rey. También corría por su castillo aullando a sus subordinados creyéndose un lobo y se enojaba si la gente le tocaba porque creía firmemente estar hecho de cristal. Sus rarezas lograron que, en medio de la Guerra de los Cien Años, su primo tomara armas contra él y estallara una guerra civil que acabaría con su absurdo reino.

Carlos VI de Francia
Carlos VI de Francia

Rey Faruq de Egipto (1920 – 1965 d.C)

Hay un motivo por el que el país a orillas del Río Nilo no tenga rey a día de hoy y su nombre es “Su Majestad Faruq, por la gracia de Dios, rey de Egipto y de Sudán, soberano de Nubia, Kordofán y Darfur” o Faruq para los amigos. Si algo destaca de este monarca es su extravagancia despótica en un ambiente tan convulso como lo fue la Segunda Guerra Mundial.

Para empezar, el rey era adicto a los juegos de azar y fue descrito en alguna ocasión como un “estómago con cabeza” al consumir 30 botellas de soda al día y caviar directamente de la lata, según su propia hermana. Además, era cleptómano y llegó en una ocasión a robarle un reloj al propio Winston Churchill, matar a los leones del zoológico del Cairo tras tener pesadillas con ellos y agradecer a Hitler por invadir su país. Por razones obvias, fue derrocado por su propio pueblo en 1952 y entre sus tesoros se descubrió la colección de pornografía más grande del mundo.

Rey Faruq de Egipto
Rey Faruq de Egipto

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