Álvaro Ortiz, el golfista que regresó a México al Masters de Augusta
Cuando Víctor Regalado culminaba su participación en el Masters de Augusta, en 1979, Álvaro Ortiz no había nacido. Vaya, sus padres eran niños. El golfista de 23 años de edad está consciente del peso que tiene al regresar a México a uno de los torneos más importantes del mundo del golf. Y lo toma con orgullo.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, y recién graduado de la Universidad de Arkansas , Álvaro será uno de los cinco golfistas amateur que tienen oportunidad de competir en el sagrado campo de Augusta.
El selecto grupo está conformado por el campeón del Abierto Británico Amateur; los dos finalistas el US Amateur; el ganador del Asia-Australia amateur, y el mexicano, en su carácter de monarca del Latin American Amateur, que conquistara en Costa Rica , el pasado enero.
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“(El Latin American) fue un torneo soñado”, nos dijo el golfista antes de viajar a Augusta. “No tenía presión, pero sí un presentimiento de que me iría bien, luego de que fallé la Q-School, el second stage, pero sabía que iba a ganar. Estaba emocionado de saber que era mi última chance, pero sin presión. ‘Estoy jugando mi último torneo amateur’, me decía. Y bueno, fue el penúltimo”, recuerda.
Ortiz estuvo nervioso los primeros nueve hoyos, pero entrando a los segundos nueve comenzó a fluir. “Llevaba tres años quedándome en la orilla, (este triunfo) es algo que voy a recordar toda mi vida. Estar en mi zona, en mi burbuja, solo mi caddie, yo y la bola . Estaba completamente enfocado, aislado de las distracciones. Fue algo espectacular”, recuerda.
Cuando se le pregunta por la clave de ese triunfo que le dio un boleto para el Masters de Augusta, lo tiene claro: “El putt del 9, que cuando yo llegué, venia 9 golpes abajo para el torneo, pensé que iba ganando y cuando me acerco al tablero veo que voy perdiendo por una, hago un approach mediocre, la dejo a 15 pies, y sabía que la tenia que meter porque era un putt clave, y cuando la metí, arrancó el resto”.
A ese tiro le siguió un águila en el 12, que Álvaro califica como “resultado de lo hecho en el 9”. “Recuerdo mucho el hoyo 13, dejarla dada (muy cerca del hoyo), y para ser honesto, no me había tirado a la bandera, se me abrió un poquito, como 10 pies, pero funcionó”.
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Esa serie de buenos golpes le dio el trofeo amateur de la región, pero más que eso, lo metió a Augusta , para el que será su último torneo como amateur. “El lunes siguiente me convierto en profesional”. Hermano menor del también golfista Carlos, Álvaro le ve como una figura a seguir, una especie de modelo. “Adopté el golf por mi familia. Mis abuelos, mis tíos, mis papás, hasta mi hermano Alejandro juega, pero Carlos y yo lo tomamos en serio desde chiquitos y nos dimos cuenta que lo podíamos tomar como un recurso para pagar la universidad e irnos a jugar el deporte que amamos”.
“Le debo mucho a Carlos, siempre ha sido mi modelo a seguir, y siempre me ha empujado a ser un mejor jugador, inconscientemente. No es fácil que todos te vean como una sombra del hermano. Él sabe que no lo veo así, pero los demás eso piensan. Él sabe lo agradecido que estoy con él, el camino que me ha enseñado”, dice mientras su hermano lo ve, a unos cuatro metros, sin escuchar la entrevista.
Es por ello que disputar el Masters cobra otro sentido para el egresado del Guadalajara Country Club, al que califica como “el mejor club de México y del mundo ”, pues sabe que no sólo defenderá su nombre, sino su apellido, y los colores de toda una nación.
Incluso, quiere vestir con el uniforme tradicional que usan los mexicanos en torneos federados. “Quiero llevarme los spikes que nos ha dado la Federación para los torneos internacionales, pantalón blanco y camisa verde, como en los mundiales … fue el que use el último día (en el Latin American). Este triunfo (llegar a Augusta) no es sólo para mi. Es más grande, es para México”.
Y a pesar de que las apuestas lo tienen como uno de los jugadores menos probables para ganar, Álvaro va con la mentalidad de colocarse el saco verde, de los campeones.
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“Mi meta es ganar, sin presionarme ni frustrarme. Sé que voy contra los mejores jugadores del mundo, que me llevan mi edad de experiencia, pero si estoy ahí, hay que competirles e ir por el saco verde. Espero que esta no sea la única vez, y que no sea el único mexicano. En mi mente sí veo el estar como regular con PGA” remata el joven tapatío.
De conseguir pasar el corte, tiene un escenario de ensueño, pelear el último grupo, al lado de Tiger Woods . “Obviamente es un sueño, pero debo tenerlo en mente. Salir con el mejor jugador del mundo”, afirma mientras se dibuja una sonrisa.
Por lo pronto Álvaro ha logrado lo que decenas de golfistas mexicanos no pudieron durante cuatro décadas. Entrar al club house de Augusta para disputar el Maters.
Y al momento de pegar el primer drive, este jueves 11 , ha cumplido uno de sus sueños: terminar con par el hoyo 1. El primer paso se ha dado.