Eran principios de los 90, Emmanuel Macron era alumno del exclusivo colegio jesuita La Providence en Amiens, norte de Francia, y a sus 15 años lo que más destacaba de él era su interés profundo en la literatura y por ser un adolescente inteligente. En ese entonces conoció a la profesora de teatro y literatura Brigitte Trogneux, una mujer de 40 años, casada con el banquero André-Louis Auzière y madre tres hijos, de hecho, una de sus hijas, Laurence, era compañera de Emmanuel.
Por qué la relación de Brigitte y Emmanuel Macron inició como un abuso

En ese contexto inició en secreto la relación de la pareja presidencial francesa: una mujer adulta y un joven al comienzo de su adolescencia. Ahora, a la distancia, ambos ya adultos insisten en que nació como un vínculo intelectual durante los ensayos de una obra de Eduardo de Filippo que rápidamente se transformó en una unión emocional y luego amorosa.
Pero, ¿qué hay detrás de la relación entre una persona adulta y alguien en su adolescencia? Además de la edad, este tipo de situaciones tocan temas importantes: poder y género.

La adolescencia, una etapa clave
Todos lo sabemos: la adolescencia es un momento de cambios profundos en la vida de todos los humanos. No solo son los cambios físicos, sino los emocionales y la fuerte reestructura cerebral que afecta distintas funciones, lo que influye directamente no solo en el comportamiento, también en la toma de decisiones y el desarrollo emocional. Este es el momento en el que se consolida nuestra identidad como personas.
Si bien instituciones internacionales, como la OMS, definen la adolescencia como el período entre los 10 y los 19 años, hay algunos expertos y estudios neuropsicológicos que sugieren que esta etapa en realidad se extiende hasta los 21 a 24 años, debido al desarrollo del cerebro y la madurez emocional.
“Gracias a esta maduración, nuestras capacidades cognitivas se vuelven más complejas que cuando tienes 5, 10, 15 años. Si bien desde esas edades ya tienes capacidades de lenguaje, atención, entendimiento social, de lenguaje no verbal, con la maduración se especializan”, explica la neuropsicóloga Tania Gómez en entrevista con Life and Style. “¿Qué ocurre cuando en estas interacciones sociales se involucra una persona menor que con alguien más grande? Está en desventaja porque aún no alcanza esta maduración cognitiva a nivel cerebral y de maduración de circuitos”.
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Tan solo hagamos un ejercicio de memoria: cómo nos comportamos a los 21-22 años frente a nuestras decisiones y experiencias a los 25-26 años y luego más adelante, entre los 31 y 32 años. Son como personas diferentes, ¿no es así?
Esto lo dice claramente el Instituto estadounidense de Salud Mental: la adolescencia sirve para afinar el funcionamiento del cerebro y este órgano tan poderoso como importante termina de desarrollarse entre los 25 y 30 años, ¿por qué? Porque es cuando la corteza prefrontal termina de madurar. Esta área es responsable de habilidades primordiales en la adultez como planificar, tomar decisiones, control de impulsos y el pensamiento abstracto.
Encima de todos esos cambios cerebrales, nuestro entorno social también se transforma.
En esta edad comenzamos a tener más autonomía y las amistades comienzan a configurarse de manera distinta, mientras que los vínculos sexoafectivos son un mundo completamente nuevo, un espacio que apenas comenzamos a explorar.
“Entonces ya hay una desventaja porque la manera en la que esta persona menor puede percibir el mundo (versus la de la persona mayor) está limitada porque sus circuitos cerebrales aún están especializándose. La persona mayor tiene la ventaja de que ya se alcanzó la maduración cognitiva y es totalmente diferente la manera en la que puede percibir una relación sentimental, sexual, amorosa”, destaca Tania Gómez , especializada en determinación de perfiles cognitivos y comportamentales y neurodesarrollo en niños, niñas y adolescentes.

Pues bien, el joven Emmanuel Macron se encontraba en esa etapa de la vida: tenía 15 años y si bien solía rodearse y conversar con adultos, su experiencia de vida apenas estaba comenzando.
Del otro lado estaba Brigitte Auzière, una profesora de 40 años que ya había atravesado todo ese proceso y sus herramientas para vincularse estaban más desarrolladas por el simple hecho de que ya era una mujer adulta, responsable no solo de sí misma, también de sus tres hijos.
Y sí, existen jóvenes que por su contexto personal puede ser precoz e incluso puede que tenga experiencias individuales diferentes, “pero es más frecuente que la persona menor versus la mayor aún no se involucra de manera completa o total en una interacción afectuosa-sexual, aunado a la falta de maduración de circuitos cerebrales, es un factor que sigue sumando a esta desventaja. Por eso se considera abuso”, detalla la especialista Tania Gómez.
La ‘historia de amor’ entre Emmanuel Macron y Brigitte Auzière
El medio Paris Math relató en su momento que el colegio recibió denuncias anónimas de la relación entre el alumno y la profesora y ambas familias fueron señaladas. Fue entonces que los padres de Emmanuel, Jean-Michel Macron y Françoise Noguès, sacaron a su hijo del colegio y lo enviaron a estudiar a París.
Mientras tanto, Brigitte corría el riesgo de una posible condena de hasta tres años de prisión puesto que, aunque Emmanuel ya tenía 15 años –edad mínima de consentimiento–, el hecho de que fuera su alumno agravaba la situación. En ese entonces decidió separarse de su esposo y, como dice la biografía escrita por Maëlle Brun Brigitte Macron, l’Affranchie, perdió parte de su círculo social más cercano. Incluso su familia le advirtió que, de continuar su relación con el adolescente, no sería aceptada nuevamente y, aún así, ella decidió seguir.
Una vez que Emmanuel fue enviado a París, continuó enviándole cartas y hacía llamadas diarias a Brigitte, incluso le hizo la promesa de “no te desharás de mí. Volveré y me casaré contigo”. Y lo cumplió.

Ella se mudó a París para continuar enseñando en escuelas de la ciudad y completó la separación de su marido al firmar el divorcio en 2006. Para 2007, cuando Emmanuel Macron tenía 30 años, se casaron y desde entonces están formalmente juntos.
“Ella fue la valiente. Lo dejó todo por mí. No me amaba por lo que tenía, sino por lo que era”, escribió Emmanuel Macron en su libro Revolución, publicado en noviembre de 2016.
La ‘cachetada’ que Brigitte lanzó a Emmanuel Macron
Actualmente, el presidente francés tiene 47 años y su esposa Brigitte Macron 72, y son dos personas adultas con dinámicas muy distintas a cuando él era adolescente y ella su profesora.
Hoy se hizo viral el momento en el que Brigitte Macron presuntamente cacheteó a Emmanuel Macron durante el inicio de una visita de Estado del presidente francés a su par en Vietnam, pero más allá del momento incómodo para ambos y que poco después fue desmentido por el propio mandatario , conviene hablar sobre estas diferencias de poder en relaciones de pareja.
No solo ha pasado con Brigitte y Emmanuel. Hace no mucho se abordaba estas diferencias de poder por edad, posición económica, de clase y/o de contexto social en el caso de Luis de Llano y Sasha Sokol, que es otro ejemplo de cómo las personas adultas tienen un nivel madurativo mayor que las adolescentes y se ejercen dinámicas dañinas para la persona menor.
“Se supone que para una relación de cualquier tipo, no solo en la amorosa-sexual, sino también de amistad y dentro de la familia, las relaciones más sanas son en donde el poder está repartido, más equilibrado, si no ocurre de esta manera y se vuelca a una de las partes, estamos dejando a una persona, en este caso a la menor, en desventaja”, reflexiona la neuropsicóloga Tania Gómez.
Entonces… si bien ahora la pareja presidencial francesa ya son adultos, ¿se podría decir que su relación inició hace 32 años como una forma de abuso?
“Si hay una persona que está en cierta desventaja a nivel madurativo y de experiencia personal en una relación afectuosa-amorosa-sexual, eso la deja más vulnerable ante la otra persona que tiene ventaja en maduración cerebral y experiencias previas, por lo que se pueden presentar conductas de abuso”, concluye la experta.