Si el término suena conocido es por su relación directa con la hipocondría, “afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud”, según el diccionario Fundeau . En otras palabras, la sensación de estar siempre enfermo cuando no se tiene nada o poco más que un mal mínimo.
El caso de la cibercondría es parecido, pero con la peculiaridad de que la ansiedad por la salud se dispara por las búsquedas online relacionadas, lo que le ha llevado a ser visto como la actualización del viejo mal para la era digital. Aunque eso sí, con actualizaciones importantes que ameritan algunas aclaraciones.
Lo primero es que la cibercondría va más allá de la tendencia a buscar información relacionada con la salud en los distintos canales de internet, una práctica más que normal en la actualidad. Incluso sana al ser una vía para tratar de saciar la curiosidad y el nerviosismo inicial de las personas. En su lugar está relacionada con el aumento en los niveles de ansiedad provocados por estas mismas búsquedas.
¿Eras de los que se sentían enfermos tras ingresar a sitios de noticias y redes sociales?
El problema es que lo novedoso del padecimiento ha provocado que la definición aún no esté bien establecida. Una situación que entorpece muchos otros aspectos como delimitar la causalidad. Se especula que en la mayoría de los casos el problema inicia con la ansiedad por la salud, lo que motiva búsquedas que causan más tensión e inician un círculo vicioso que sólo termina por empeorar la salud. En otros, la ansiedad surge de los resultados de la búsqueda y suele relacionarse con las motivaciones tras la misma como la aparición de síntomas desconocidos. En cualquier caso, los cibercondríacos siempre terminan con niveles más altos de ansiedad en comparación con aquellos que presentaban antes iniciar estas búsquedas.
Esto a su vez complica establecer medidas para prevenir y tratar la afección. Asimismo, hace que sea difícil delimitar una cifra cercana del número de personas afectados. En otras palabras, sabemos muy poco de la cibercondría y no hay búsqueda en internet que nos pueda ayudar por ahora. Una de las pocas certezas es que va en aumento.
Así lo avalan diversos estudios realizados en los últimos años y que arrojan números cada vez más altos de cibercondríacos, los cuales deambulan cerca del 60% de la población. Una de las preocupaciones más recurrentes de las investigaciones actuales es saber cómo aumentaron estas cifras tras la pandemia. No hay datos concluyentes por ahora, pero se teme que los afectados se hayan disparado. ¿Eras de los que se sentían enfermos tras ingresar a sitios de noticias y redes sociales? Tal vez hayan desarrollado principios de cibercondría.