Son muchos los investigadores que han dedicado su obra a confirmar o desmentir los secretos del multiverso. De momento no hay una respuesta definitiva sobre su existencia, pero los avances de los últimos años han sido tan importantes que cada vez son más los que lo dan por hecho. Uno de los nombres más importantes en hacerlo fue Stephen Hawking, quien dedicó cerca de 40 años a estudiar el tema. Su última investigación, publicada apenas diez días antes de su muerte y realizada en colaboración con Thomas Hertog, es vista como uno de los pasos más significativos en la materia.
Las bases de su estudio, por irónico que parezca, no voltean hacia la evolución del espacio / tiempo, sino hacia atrás con los orígenes del universo mismo. Todo comenzó en 1980 cuando, en colaboración con el físico James Hartle, desarrolló una nueva idea sobre los inicios del universo con el fin de resolver un hueco en la teoría de Einstein. Esta sugiere que todo empezó hace 14 mil millones de años, pero que no detalla cómo fue que sucedió. Para ello, la dupla Hartle-Hawking recurrió a la mecánica cuántica, ignorante de que esto dejaría un cabo suelto que se ramifica hasta el infinito.
“La teoría cuántica predice probabilidades para diferentes resultados”, explicaría años más tarde Thomas Hertog . “En la teoría cuántica de partículas éstas podrían ser probabilidades de encontrar una partícula en un lugar u otro. Sin embargo, aplicado a la cosmología, ¡el resultado es un universo entero! Entonces, cualquier teoría cuántica del Big Bang predecirá una variedad de universos diferentes, cada uno con su propia evolución. Juntos forman un multiverso, una superposición de muchos mundos que existen en paralelo”.
Y así es como se explica el multiverso. Más difícil es descifrar cómo son los distintos mundos que lo integran.