Queer
y negro
Durante mucho tiempo, Junior (nombre ficticio) miraba en su teléfono desde Zambia la marcha del Orgullo Gay en Sudáfrica, soñando con participar.
Él también decidió huir de su país por la persecución que sufría. Instalado en Sudáfrica, ha podido lucir con orgullo la bandera de su país en el desfile, bajo una camiseta arcoíris.
Sudáfrica tiene las mejores leyes
Este joven de 26 años sigue luchando para obtener sus papeles. Tras meses de procesos e incómodos interrogatorios, el servicio de inmigración rechazó su estatus de refugiado, explica a la AFP.
"Uno de los responsables sacó una Biblia y se puso a sermonearme sobre la homosexualidad", recuerda. "Sudáfrica tiene las mejores leyes", señala Junior con pena, "pero la gente de la administración desconoce todo sobre la homosexualidad".
Una noche de 2017 sufrió una agresión sexual en la calle a manos de dos hombres, y le echaron de la comisaría de policía donde se refugió después. Tuvo que volver con uno de sus amigos, un hombre blanco, para poder hacer la denuncia.
"Es más difícil ser queer cuando eres negro" en Sudáfrica, constata Junior, quien ahora evita pasearse por la calle.
Es más difícil ser queer cuando eres negro
Cerca de la ventana, uno de sus amigos, un modelo de Kenia, escucha distraído. Migrante desde 2017, también sufrió acoso en Sudáfrica. Pero nada que ver con lo que vivió en su país. En Kenia, "no puedes ni vestirte de una cierta forma", afirma.