Facebook se ha disculpado en más de una ocasión por la caída de sus servicios, así como los de WhatsApp e Instagram, ocurridos el pasado lunes 4 de octubre. Estos hechos no fueron menores, casi 3 mil millones de usuarios se quedaron sin servicio por más de 5 horas.
Las consecuencias de la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp
¡Las disculpas vinieron incluso Mark Zuckerberg lo hizo personalmente en su propia cuenta! No es para menos, pues aunque todo fue un fallo durante una serie de actualizaciones de las rutas del Border Gateway Protocol (BGP) – te lo explicamos aquí –, el apagón ha desatado una serie de cuestionamientos que no sólo afectan al gigante tecnológico, sino a sus casi 2 mil 900 millones de usuarios en el mundo.
Sobra decir que la primera gran afectada es la propia compañía. En su economía, con una caída en la bolsa de un 4.89% y pérdidas superiores a los $6,000 mdd. Tal vez el golpe no habría resultado tan duro en una situación ordinaria, pero el impacto se intensifica porque ocurre en el peor momento posible: con una red cuyas cotizaciones han bajado en un 15% desde su punto más alto en septiembre y con un sector tecnológico aquejado por las dudas en torno a su capacidad para soportar la inflación estadounidense.
Más dramático aún es que la caída se da en plena crisis de credibilidad, pues prácticamente coincidió con la audiencia en el senado de la exempleada Frances Haugen , quien acusa a Facebook de anteponer los intereses de la compañía a la responsabilidad moral general. Esto con una serie de estudios que demuestran los daños de la red a niños y jóvenes, pruebas de que sus sistemas de inteligencia artificial sólo detectan una mínima cantidad de contenido ofensivo y alegando además que oculta información sobre sus deficiencias a inversores y sobre todo al público en general.
Esto último se suma a una serie de debates entre las autoridades de distintos países del mundo que cuestionan si Mark Zuckerberg ha realizado un tratamiento ético de los datos de sus usuarios y si ha lidiado adecuadamente con la desinformación y los discursos de odio que aquejan cada vez más a las redes sociales. Y claro, también están los que se preguntan si el poder del genio tecnológico ha crecido de manera desmedida, una duda que surgió con el veto a Donald Trump de sus servicios tras el ataque al Capitolio ocurrido en enero de este año y que se extendió por otros temas políticos como su accionar durante el regreso del Talibán en Afganistán .
A todos estos problemas se suman ahora las dudas en torno a las capacidades tecnológicas de la plataforma. Una posición inusual para una compañía cuyos fallos suelen durar una hora cuando mucho y que incluso desató rumores sobre hackeos o la caída absoluta del sistema. Los miedos aumentaron todavía más cuando el dominio Facebook.com apareció disponible a la venta. Al final los inconvenientes técnicos fueron resueltos, pero las dudas permanecen y en este caso es el público quien juzga…
Puntos para la competencia
Es un hecho innegable que Facebook es el amo y señor de las redes sociales. Como prueba la estadística, con más de 2 mil 800 millones personas suscritas que le convierten en la red con más usuarios activos en el mundo. El margen con su competidor más cercano, YouTube, es bastante amplio, ya que el portal de video cuenta con cerca de 2,300 millones de usuarios. Le siguen WhatsApp (2 mil millones) e Instagram (1 mil 300 millones), que difícilmente pueden ser considerados competencia al pertenecer al mismo emporio de Mark Zuckerberg.
Pero también es un hecho que los tiempos en que Facebook era la única red han quedado muy atrás y hoy día han incontables opciones que ayudan a mantener el contacto. Esta fue la solución de millones de personas durante el apagón, que incapaces de mantenerse a la expectativa, voltearon a otras plataformas en busca de soluciones.
Tal fue el caso de Telegram, que se convirtió en la gran vencedora de la caída al aprovechar la crisis para hacerse con 70 millones de usuarios, o como les llamó su dueño Pavel Durov, de refugiados. “No te fallaremos cuando otros lo hagan”, aseguró el empresario, una promesa que no será tomada a la ligera y que podría ser el impulso necesario para que la red del avión de papel se afiance de una vez por todas en las ligas mayores de la comunicación digital.
Ni qué decir de Twitter, cuya publicación de ‘‘Hola, literalmente a todos’’ a dos horas de iniciado el apagón fue celebrada con más de 3 millones de me gusta y más de 100 mil comentarios. Una broma dirigida a millones de usuarios que, incapaces de conectarse a Facebook, WhatsApp e Instagram, regresaron a los 280 caracteres para descargar su frustración y pasar el rato. Más irónico fue que los propios empleados de Mark Zuckerberg también debieron usar esta red para comunicarse mientras solucionaban el problema. Una situación inusual, incluso comprensible, pero que impacta de lleno en la imagen de ambas compañías.
hello literally everyone
— Twitter (@Twitter) October 4, 2021
Estas soluciones temporales podrían repercutir directamente en las prácticas de algunos usuarios, que quizá se sintieron cómodos en otras redes o que prefieren familiarizarse con ellas en caso de nuevos inconvenientes. Algo que invariablemente atentaría contra los tiempos de permanencia e incluso la fidelidad a Facebook.
La caída también podría minar aún más el interés de potenciales nuevos usuarios que no terminan de conectar con los sistemas de Mark Zuckerberg y provocar que se decanten de lleno por otras alternativas más innovadoras. La más potente es TikTok, que en 2020 arrebató a Facebook la primera posición como la red más descargada en el mundo. Apenas cuenta con 730 millones de cuentas que la colocan muy lejos de la élite digital, pero su franco ascenso no ha pasado desapercibido ni para Zuckerberg, quien la describió como “un fenómeno muy interesante”.
Un vistazo a nosotros mismos
No todos sufrieron la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp del mismo modo. Hoy en día es común que los pequeños negocios dependan directamente de estas tres redes, ya sea para promocionar sus servicios o para comunicarse directamente con clientes y empleados. El apagón resultó en un día perdido para muchos, con los inconvenientes financieros que esto representa y que en algunos casos se magnifican por la pandemia que sigue generando estragos económicos. Esto no significa que las grandes empresas estuvieran exentas de problemas, pues hay varias que siguen operando en modalidad online o híbrida por la crisis sanitaria, y que dependen netamente de WhatsApp para mantenerse en contacto. Tal vez no sufrieron pérdidas financieras, pero su trabajo sí que se vio entorpecido. Y claro, a todo esto se suman otros inconvenientes propios de no poder comunicarse con familiares y amigos.
Más peculiar es el caso de todos aquellos que se mostraron frustrados no por la falta de un canal, sino por la pérdida de una auténtica actividad. Una situación común entre millones de usuarios y que ha suscitado una serie de importantes reflexiones en torno a la sociedad contemporánea.
Las redes sociales han motivado debates desde hace tiempo, pues numerosos estudios aseguran que su uso puede tornarse verdaderamente adictivo. La más reciente caída de Facebook ha mitigado cualquier duda al respecto luego de que incontables usuarios de todo el mundo confesaran sentirse enojados, frustrados e ansiosos sin la revisión constante de sus cuentas. No menos grave fue que las afectaciones evidenciaron una grave crisis comunicativa, pues fueron muchos los que prefirieron la descarga de otras redes por encima de la tradicional y más personal llamada telefónica.
Una cruda muestra de que la dependencia tecnológica no se limita a lo laboral, sino que también repercute de lleno en la vida social y personal. Para unos el mundo se vino abajo tras siete horas sin Facebook, ¿qué pasaría en caso de una caída más longeva?