¿Cómo es el desvelo en venganza?
El desvelo en venganza se ve de muchas maneras. Quizás, buscando algo de silencio mental, te pases horas scrolleando en Instagram, o tal vez veas tres, cuatro episodios de tu serie favorita. Son cosas fáciles de hacer, que te dan cierto placer y que no requiera mucho esfuerzo físico ni mental.
Y, aunque suene inofensivo, tiene malas consecuencias. Cualquiera que sea tu actividad nocturna, inevitablemente vas a perder horas de sueño, lo que a su vez trae problemas de salud y afecta tu desempeño al día siguiente.
Según los investigadores de esta conducta, la mayor parte de la gente que practica el desvelo en venganza sí tiene sueño y sí quiere dormir. A esta desconexión se le conoce como brecha intención-comportamiento, e indica una poca capacidad de autorregulación. No es de extrañarse, entonces, que esta conducta se vincule con la procrastinación general. En esta, cuestión, existe una paradoja a resolverse: ¿el que procrastina de día tiende a caer en el desvelo en venganza, o desvelarte en venganza altera tanto el cerebro que te convierte en un procrastinación general?
¿Cómo lidiar con el desvelo en venganza?
Las desventajas de no dormir no son noticia para nadie: se debilita tu sistema inmunológico, tu libido, te vuelves más propenso a enfermedades del corazón, engordas, incrementa tu riesgo de depresión y disminuye tu capacidad de tomar decisiones. Después de esto, es claro que no puedes vivir con el desvelo en venganza.
Las recomendaciones van desde cuidar tu higiene del sueño , pero se suma un factor importante: la necesidad de crear tiempo libre durante el día.
Agenda descansos en tu calendario. Establece un tiempo designado cada día para despejarte y hacer cosas que te gusten. Es recomendable agendar unos diez minutos entre cada hora de trabajo.
Ponte metas razonables. El día activo sólo tendría que durar dieciséis horas. No pretendas terminar dos proyectos pesados, sacar a pasear al perro y entrenar para un maratón en ese tiempo. Proponte metas diarias realistas.
Incluye cosas que te importen. Haz tiempo para lo que más te guste. No necesariamente tienes que dedicarle horas a esa actividad, pero sí hacer algo de tiempo para eso en un horario razonable.
Ve a terapia. Si hacer un cambio por ti mismo se te dificulta, busca ayuda con un profesional. Recuerda que no necesitas tener un trastorno mental para pedir ayuda.