Robótica y salud son dos conceptos que no siempre parecen ir de la mano. Esto porque, si bien la ciencia ficción ha presentado numerosos robots médicos en todo tipo de proyectos, mucho se ha debatido sobre si estos seres de metal serían capaces de emular la empatía y la confianza producidas por médicos y enfermeras, y que son producto de la propia humanidad. Pero la pandemia de COVID-19 no sólo aceleró el desarrollo de éstas y otras tecnologías, sino que nos hizo percatarnos que estas máquinas ya están entre nosotros.
La evolución de la robótica ante el Covid-19
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Tal es el caso de Grace, ginoide creada por Hanson Robotics, compañía responsable de Sophia, quizá la forma de vida artificial más famosa de la actualidad al ser el primer robot que ha sido dotado de ciudadanía. La apariencia humana de ambas máquinas les ha llevado a ser descritas por sus responsables, no como distintos modelos, sino como “hermanas” cuyas respectivas programaciones servirán para ayudar al desarrollo de la sociedad desde sus respectivos frentes.
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Mientras Sophia fue diseñada pensando en una interacción en situaciones ordinarias como sería la resolución de dudas en una oficina de información, Grace ha sido concebida pensando en los pacientes aislados por COVID-19. Sus sistemas no sólo le permiten hablar, sino razonar sobre todo tipo de temas, desde los más casuales hasta los más concretos, para brindar al menos un poco de confort durante los tratamientos. No conforme con ello, también está equipada con una cámara termal para medir la temperatura y las reacciones de los enfermos, lo que aunado a su avanzada inteligencia artificial le permite diagnosticar a los enfermos.
No menos importante es su apariencia. Sophia fue moldeada con Audrey Hepburn como base, pero su aspecto puede ser adaptado a las necesidades de cada contexto, lo que incluye cambios en los rasgos o el tono de piel. El modelo primario de Grace no se inspira en ninguna celebridad, sino que cuenta con rasgos asiáticos, cabello castaño a la altura de los hombros y un uniforme de enfermera. En otras palabras, una apariencia completamente normal y que aunada a su expresividad, producto de su capacidad para simular el movimiento de casi 50 músculos faciales, tendrá como objetivo final el ganarse la confianza y la aceptación de los pacientes en procesos que implican una interacción directa.
El nacimiento de Grace
La idea de Grace surgió en plena pandemia, cuando su hermana Sophia externó su preocupación por los contagiados y sus deseos de ayudar. "Los robots sociales como yo pueden cuidar a los enfermos o ancianos”, aseguró. “Puedo ayudar a comunicarme, dar terapia y proporcionar estimulación social, incluso en situaciones difíciles", reportó Reuters .
Sus programas respondieron con mejoras relacionadas con el campo de la salud, lo que incluyó alicientes para la realización de actividades motivacionales y que contribuyeran a mejoras físicas como sería el caso de los ejercicios aeróbicos, así como cámaras termales para medir la temperatura de la gente. Aun así, sus esfuerzos tenían un límite por el simple hecho de que el robot fue ideado con otros objetivos en mente.
En su momento se pensó hacer una construcción masiva de Sophia, pero al final se decidió que lo mejor sería hacer un nuevo modelo especializado en temas médicos. Fue así como nació la idea de Grace.
El próximo paso es tenerla lista lo antes posible, ya sea para el tratamiento del COVID-19 o de otras enfermedades. Para ello, la compañía Awakening Health trabaja en una versión beta de Grace que estará lista en agosto y si todo sale bien, la ginoide estará disponible a partir del próximo año en Hong Kong, China, Japón y Corea del Sur. ¿Y después? Nadie lo sabe, pero si el proyecto funciona no es descabellado pensar que próximamente la veamos en el resto del mundo.
Destaca además que el costo no debería ser un factor en contra, pues si bien un robot de este tipo costaría el equivalente a un automóvil de lujo, su producción masiva bajaría sus precios de manera considerable.
Futuro robótico
Grace es uno de los mayores logros en la fusión de robótica y salud, pero no es el único. A continuación otros robots que han brillado en esta pandemia.
MTS UVC. Se trata de un robot autónomo al 100% que desinfecta y erradica enfermedades contagiosas de espacios cerrados mediante la emisión de luz ultravioleta C. Su labor ha resultado fundamental para el bienestar de pacientes y médicos, al tratarse de una energía que puede resultar dañina para las personas en casos de contacto directo, de modo que su uso por parte del personal de limpieza podría tornarse contraproducente.
Cira-03. Un robot a control remoto sumamente completo, el cual es capaz de realizar análisis de sangre, ecocardiogramas, radiografías y otros estudios, y mostrar los resultados en una pantalla ubicada en su pecho. En los últimos meses ha centrado sus esfuerzos en tomar la temperatura a posibles infectados de COVID-19 y en llamar la atención de las personas que no usan cubrebocas.
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Tommy. Robot enfermero de apoyo, el cual monitorea los signos de los pacientes mientras los médicos atienden a otros más graves. Sus sistemas transmiten la información en tiempo real al personal del hospital, pero también está equipado con una cara de pantalla táctil para que los enfermos graben mensajes para los doctores. Y claro, a esto sumemos las sonrisas que arranca con su simpática apariencia que consiste en un reducido tamaño y unos grandes ojos.
Jasiri, Shujaa y Tumaini. Ubicados en el aeropuerto internacional de Nairobi, la tercia de robots realiza rondas incansables en las que rocían desinfectante y sobre todo, toman la temperatura a los miles de pasajeros que deambulan diariamente por el inmueble. Vale la pena destacar que esta última operación no es individual ni implica un proceso adicional para los viajeros, ya que sus cámaras escanean simultáneamente a decenas de personas mientras realizan sus trámites de registro con normalidad.
Franzi. Su función primaria es la limpieza, pero se tornó sumamente popular durante la pandemia por su peculiar programación. Cuenta con algunas frases integradas que le permiten sostener conversaciones básicas, canta rap si se lo piden y es muy cortés al momento de pedir que te retires de su camino para trapear. Pero si no lo haces, se desespera y te puede levantar la voz, ¡o incluso ponerse a llorar! Esto último con lágrimas digitales de emanan de sus ojos formados por dos LED que cambian de color.