Tú decides cómo quieres que sea tu vida
Quizás muchos crecimos con un modelo de vida similar: creces, estudias, trabajas, te casas, tienes hijos... y lo tenemos tan implantado, que de repente no los quieres pero eso te hace menos hombre, corta tu legado en este mundo, es señal de incapacidad de mantener una familia... mil cosas.
Pero, ¿quién dijo que así tiene que ser la vida?
La narrativa principal es una, y es válida. Sin embargo, eso no quiere decir que tengas que ajustarte a ella. Más bien, ¿tú qué historia quieres tener? Posiblemente quieras más aventura, quizás una serie de amores empedernidos, o tal vez tengas cierto amor por la soledad... en esos caminos muchas veces no hay lugar para hijos, y ¿sabes qué? Es totalmente válido. Tu historia se trata de ti. ¿Deberías sentirte mal sólo porque deciiste contar otra historia? Reflexiónalo.
Todos van a estar bien
No lo hagas porque es el sueño de tu mamá ni porque es lo que tu padre espera de ti. Suena cliché, pero no llegamos a este mundo a hacer felices a los demás, por más que sea noble y natural querer hacerlo. Sin embargo, la felicidad no viene de que alguien más cumpla tus sueños, sino de lo que tú hagas por ti mismo.
A lo largo de la vida mucha gente que quieres va a anhelar que tengas hijos, ¿y sabes qué les va a pasar si no los tienes? ABSOLUTAMENTE NADA. El que tú no tengas hijos no les va a hacer sentir mal, y de manera similar, el tenerlos tampoco les va a traer la fuente de la felicidad.
Tú puedes con todo
Pasa mucho: decides no tener hijos, pero al mismo tiempo te aferras a esa historia de que hay algo mal contigo. ¿Te sientes culpable, no? Es normal, y aunque asimilarlo e un proceso, vas a sobrevivir. Y no sólo eso, sino que lo vas a asimilar y vas a a aprender a manejar tus emociones al respecto. Suena cursi, pero vas a aprender a confiar en tus decisiones, a amarte y a ser bueno contigo, porque, recordemos: tu paternidad no te define.