Kira, de dos años y medio y unos 130 kilos de peso, fue sedada con una inyección y trasladada en camión, en una jaula, a su nuevo hogar, el Zoológico de Culiacán.
"Básicamente el abandono se da porque hay gente que ya no puede con sus animales, y en esta pandemia, ante la falta de recursos económicos y de lugares donde tenerlos, prefieren dejarlos", dice a la AFP Ernesto Zazueta, presidente de la AZCARM.
Junto con la felina llegaron al zoo, en plena epidemia, una serpiente pitón, un manatí bebé, 14 guacamayas verdes y 49 venados, estos últimos rescatados en marzo de un ingenio azucarero de Tabasco que había cerrado en enero, dejándolos a su suerte.
Desnutridos
La condición de los venados era tan crítica que diez murieron durante el traslado. Los otros -cuenta Zazueta- tenían la piel pegada a los huesos y las patas extremadamente delgadas.
Ahora se alimentan de la pastura de un enorme terreno que comparten con avestruces, jirafas y antílopes.
"El tigre fue reportado porque no podían cuidarlo; pero la de los venados (...) era una emergencia porque no tenían alimento ni nadie que los cuidara, además de estar en un espacio inadecuado para la especie", explica Diego García, director del parque de Culiacán.