Con la mirada puesta en el día que regresemos a la “nueva normalidad”, le preguntamos a nueve personas acerca de los planes que tienen en mente y que más los emocionan.
Hasta este momento, la fecha en la que posiblemente comencemos a retomar nuestra vida normal de manera paulatina sería el 15 de junio. Si bien quedan algunas semanas por delante, muchos de nosotros hemos estado haciendo planes imaginarios de aquello que nos gustaría hacer cuando podamos salir de casa y volver a la rutina.
Las opciones son muchas y dependen de nuestros gustos, pasatiempos, profesiones y del momento en que tuvimos que hacer una pausa en nuestra vida. También es cierto que durante la cuarentena muchos de nosotros hemos tenido un espacio para reflexionar, reorganizar nuestras prioridades y probablemente reconectar con asuntos pendientes que nuestro acelerado ritmo de vida no nos había permitido resolver.
Pensando en esta “nueva normalidad” de la que tanto se habla en los medios, decidimos entrevistar a nueve personas de distintos ámbitos para descubrir cuáles son sus planes a corto y mediano plazo.
"Tengo la costumbre de ir sola al cine todos los lunes. Es mi manera de escaparme del mundo por unas horas y de aligerar los días de la semana que suelen ser los más pesados. Casi siempre llego a mi casa, tomo mi bicicleta, llego al cine y me pido un combo de grande de palomitas que baño con salsa Valentina y que no comparto con nadie. Lo primero que haré cuando abra mi Cinemex de confianza, será ver Mulán en la sala Platino con unas palomitas Ruffles. Después la comentaré con los amigos que la vean para intercambiar opiniones sobre la adaptación al live action".
"Mi hijo Iñaki tiene 7 años. El año pasado le compré una bicicleta y por cuestiones de trabajo solo íbamos los domingos a la bicirruta para que practicara. Sin embargo, no era algo tan frecuente como me hubiera gustado. Ahora que hemos estado más en casa, nos dimos cuenta de que aún no logra manejar la bicicleta sin estabilizadores. Hemos estado practicando en el jardín, pero la verdad es que no hay suficiente espacio. Hay un parque cerca de mi casa al que me gustaría llevarlo, pero siendo muy honesto me preocupa mucho la idea de que mis hijos salgan a la calle en estas circunstancias. Yo a su edad ya andaba en bicicleta y me siento mal conmigo mismo de que él todavía no lo haga. Cuando todo se normalice quisiera llevarlo a practicar más hasta que logre pedalear sin ayuda mía ni de los estabilizadores”.
"Al principio de la cuarentena, realizando una rutina de ejercicio de alto impacto en casa, me lastimé la rodilla. Comencé a entrenar para correr un maratón en enero de 2019. De correr de seis a siete días de la semana un promedio de 10 kilómetros tuve que hacer reposo durante un mes por indicaciones del fisioterapeuta. Para recuperarme comencé a practicar pilates y yoga kundalini en casa, pero no podía dejar de pensar los estragos que eso causaría en mi condición física. Echo de menos inmensamente salir de mi casa antes de las 6 de la mañana y sentir el frío contra mis mejillas mientras corro los primeros kilómetros en el Sope, el Ocotal o en Valle del Conejo. Extraño obligarme a salir de la cama teniendo el objetivo de correr un siguiente maratón y esos conteos mentales que me sirven como meditación cada vez que estoy entrenando. He hecho las paces con el ejercicio en casa y he descubierto otro tipo de fuerza en mi cuerpo –esa que me puede ayudar a ser mejor corredora–, sin embargo, apenas pueda saldré nuevamente a recorrer el asfalto, para ir recuperando mi velocidad a mi propio ritmo e intercambiar gestos de complicidad con esos runners que vuelvan a tomar las calles".
"Antes de irme de vacaciones a Cancún, en febrero, vi a mi abuela por última vez. Regresé a la ciudad dos días antes de que las noticias informaran que un crucero iba a llegar a Cozumel con pasajeros presuntamente infectados de Covid-19, por lo que decidí esperar 10 días antes de visitarla. Los días siguientes tuve mucho trabajo y ya no pude ir a su casa. Desde mi patio se ve su patio y así nos hemos mantenido en contacto, pero es muy frustrante verla y no poder abrazarla. Ella está en su casa con un primo y él nos ha ayudado a hacer videollamadas. El problema es que hace un par de días se cayó y se fracturó la cadera y le tienen que hacer una cirugía, lo cual nos tiene muy preocupados. Además ha sido muy complicado encontrar un hospital en el cual la puedan operar con todas las medidas de seguridad. Ella tiene 88 años y antes de esto nos veíamos en su jardín para platicar. Extraño mucho la cercanía física con ella, pero se que en estos momentos no tenerla es una manera de protegerla y una manera de colaborar para cuidar su salud. Apenas salga del hospital y podamos salir, lo primero que voy a hacer es ir a su casa para darle un abrazo y pasar tiempo con ella".
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Mauricio García, propietario de la agencia de Relaciones Públicas 3:AM, 31 años, CDMX.
"Desde hace seis meses planeé un viaje a Japón y me fui poco antes de que las cosas en México se pusieran más complicadas. Llevaba ahí un par de semanas –el plan era estar un mes– y un cliente me llamó para cancelar mis servicios. A este, siguieron los demás y situación me hizo entrar en crisis, por lo que regresé a México antes de lo previsto. Desde antes del viaje había estado saliendo con un chico, pero decidimos no formalizar precisamente porque yo me iba. A mi regreso estaba en shock por el tema laboral y las cosas ya no funcionaron con él. He vivido la cuarentena solo con mi perrita, Nina, y llevo más de 60 días en casa. Cada 15 días voy al super y hago todas las compras para mí y para mi mamá, a quien, después de desinfectar todas las cosas, paso a dejarle sus cosas. Al principio descargué redes sociales de ligue y a pesar de que evidemente no iba a ver a nadie, fue una gran ayuda desahogarme con desconocidos y que ellos se desahogaran conmigo. Pasado algún tiempo, las eliminé y así me he mantenido. Ahora que regresemos a la nueva normalidad, me gustaría mucho pasar tiempo en compañía de una pareja. Más que una relación sexual desenfrenada y loca, añoro la compañía, las conversaciones y los abrazos por la noche al dormir. Creo que en el fondo quiero conocer a alguien, no necesariamente al amor de mi vida, y si nos agarra un segundo brote en octubre, por lo menos, tener con quien pasar la cuarentena".
"Uno de mis restaurantes favoritos se llama Burrito Loco, que tiene una sucursal en Mercado Roma Coyoacán y otra en la Colonia Narvarte. Sus burritos de arrachera son deliciosos y hay otras opciones más originales como los de chile relleno acompañados de papas gourmet. La última vez que los visité fue dos semanas antes de que comenzara la cuarentena. Me parece importante apoyar a nuestros negocios favoritos y, sobre todo, a aquellos que han pasado por momentos tan críticos, ya que de su funcionamiento dependen muchas familias como las de los meseros y los cocineros, más allá de las de los propietarios. A final de cuentas, creo que todos extrañamos los sitios con los que tenemos un vínculo y donde nos reunimos con amigos, mucho más cuando sabemos el gran esfuerzo que ha costado a los propietarios mantenerlos en operación. Cuando podamos salir nuevamente, ese será uno de los primeros lugares a los que iré a comer".
"Los viajes son un componente muy importante de mi vida laboral. Por lo general, suelo estar la mitad del año fuera de casa, entre viajes nacionales e internacionales. Llevo más de dos meses sin salir de casa y me urge estar en un lugar rodeado de naturaleza, sea un bosque o una playa. Ahora mismo, lo que más deseo es viajar por México, a pesar de que no he definido muy bien a qué lugar iré. Me gusta mucho Los Cabos y Durango, que tiene uno de los bosques más grandes del país. Definitivamente, me gustaría hacer un viaje con amigos para poder verlos, platicar y pasar tiempo junto. Más allá de cualquier compromiso de trabajo, quiero hacer un viaje para tener un espacio personal, con gente a la que quiero y en un lugar que me genere paz".
Arianne Lejarza, gerente de Trade Marketing, 40 años, Miami.
"Me encanta correr, es mi forma de desestresarme y mantenerme activa. Sin embargo, hace ocho meses tuve una fractura por sobrecarga en la coyuntura del fémur, lo cual me obligó a andar cuatro meses con muletas y a moverme lo estrictamente necesario. Creo que esta fractura fue una manera en la que mi cuerpo me pidió hacer una pausa y dejar de exigirme tanto. Venía arrastrando un par de meses de muchas emociones y las cosas del día a día que se van acumulando. Después de 6 meses el doctor me dio de alta; todavía no podía correr (sugería hacerlo pasando el año desde la fractura) pero me recomendó nadar o andar en bicicleta si quería reactivarme. Literalmente tuve que aprender nuevamente a caminar y poco a poco fui retomando mi vida laboral y mi rutina. Me mudé de la Ciudad de México a Miami en marzo de 2017 y mi hermano ya llevaba varios años en la ciudad, sin embargo el trabajo y nuestros compromisos hicieron muy complicado que nos viéramos más seguido. A inicios de este año me di cuenta de que no había hecho varias cosas de las que me había propuesto, como andar en bicicleta. Por esas fechas mi sobrino estaba recién nacido y del encierro nació la necesidad de salir de casa, aunque fuera por breves períodos de tiempo. Fue entonces que comenzamos a hacer paseos los sábados o los domingos por la tarde, haciendo una pausa para platicar y para disfrutar los atardeceres de Miami. A pesar de siempre ir cubiertos, con gel antibacterial y de tomar muchas medidas de precaución, este se ha vuelto mi momento favorito de la semana. Cuando todo pase, espero seguir con la bici, encontrar nuevas rutas, incluso me gustaría hacer una rodada más larga en Cozumel, intentando mantener un equilibrio en mi vida personal y la conexión con mi familia, quienes han demostrado ser mi inspiración y mi apoyo incondicional".
En todos los trabajos hay ventajas y desventajas, en el mío, una de las mayores ventajas es que gracias a que viajo mucho, he podido conocer todos los estados del país, inclusive otros países y continentes. El contra, es que al estar alejado de tu hogar, no puedes visitar a tu familia y/o amigos. Siempre me agobiaba la idea de levantarme a las 4 de la mañana para tomar el primer vuelo porque me había acostado a la 1. Para ser honesto eso es algo que ya no me pesa, lo extraño. Llevo confinado más de 60 días y he visto a mi padre muy pocas ocasiones, de lejos y platicando sólo unos minutos, con tal de evitar un posible contagio. En verdad extraño escucharlo platicar horas de historia o política y despedirme con un fuerte abrazo, salir con algún amigo a tomar una cerveza o un café, o llevar a mis hijos al parque sin preocuparme de que tengan puestos sus cubrebocas. Hace unos días vi un video de mi grupo tocando en vivo, volví a sentir algo de lo que no me había dado cuenta, algo que había olvidado. Extraño esos momentos, tan cotidianos y tan mágicos y espero poder volver a vivirlos tan pronto podamos salir de nuestras casas con normalidad.