Según Jeremy Bailenson, director y fundador del Laboratorio de la Interacción Humana Virtual de la Universidad de Stanford, el cerebro humano no está acostumbrado a hablar con una persona a través de una computadora, como si ésta estuviera en la habitación. Además el contacto visual directo aumenta y las caras están más cerca de ti de lo que deberían, lo que genera una reacción intensa a nivel cerebral.
Cuando la gente interactúa en persona, normalmente sus rostros no están tan perturbadoramente cercanos.
"Nuestros cerebros han evolucionado para tener una reacción muy intensa al tener una cara cerca", comentó el científico en el programa USA Today. "Cuando la gente interactúa en persona, normalmente sus rostros no están tan perturbadoramente cerca. Nuestro contacto visual suele ser muy sutil, una danza muy intricada, en la que somos muy buenos".
Irónicamente, las videollamadas también generan una sensación de desconexión: "Nuestras mentes están unidas, pero nuestros cuerpos sienten que no", comentó por su parte, el profesor de comportamiento organizacional, Gianpiero Petriglieri a la BBC. "Esta disonancia conflictúa a la gente y la cansa. No te puedes relajar naturalmente mientras estás en la conversación. Por si fuera poco, el rostro y el cuerpo hacen un mayor esfuerzo para demostrar que estás poniendo atención.
Así que, ya tienes una razón científica para decir "no" a las videollamadas innecesarias".