Al llegar a Etéreo , el sonido de una trompeta de caracol recibe a los huéspedes para recordarles que están pisando tierras que en otra época pertenecieron a los mayas. A continuación, un chamán invita a los recién llegados a encontrar una intención para su estancia mientras el humo del copal los rodea a manera de preámbulo a su encuentro con la naturaleza, una exquisita gastronomía y esas playas que han dado fama internacional a la Riviera Maya.
Étereo, el hotel en Riviera Maya que es la entrada al paraíso de los mayas
La calidez de la piedra y la madera contrastan con el verde de la selva y el azul del Mar Caribe en Etéreo, un hotel de Auberge Resorts Collection.
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Localizado dentro de Kanai, este hotel se yergue detrás de una franja de manglares. Basta poner un pie en la terraza de las suites para quedar deslumbrado por los verdes y azules del Mar Caribe, por la riqueza de la vegetación, por los sonidos que invitan a olvidarse del mundo exterior así sea por unos días y los puentes de madera que conducen a la playa flotando por encima de la vegetación.
Qué hacer en ‘Etéreo’, el hotel de la Riviera Maya para desconectarte
El spa SANA, es un espacio de sanación y bienestar en el que convergen tradiciones y creencias milenarias con tratamientos, masajes y un programa de actividades que invitan a iniciar cada día activando el cuerpo.
Para viajar más:
Su piscina recuerda los cenotes de caverna con sus entradas superiores de luz natural, el circuito termal va induciendo al cuerpo a la relajación y los distintos estímulos sensoriales van guiando a los visitantes a lo largo de una experiencia de purificación y transformación.
De los desayunos en la habitación a los almuerzos frente al mar en Changarro y los ocasionales chapuzones en la alberca para refrescarse con un coctel de Che Che en mano, aquí los días parecen ser más cortos pero mucho más disfrutables.
¿Nuestra recomendación? Cenar en ITZAM y disfrutar de las creaciones del equipo culiario del hotel, entre las que destacan creaciones como el tuétano con barbacoa de short rib, los ostiones chingones, el imperdible chayote rasurado, los camarones de Campeche con recado blanco o el mole negro de Oaxaca, dejándose guiar por las siempre acertadas recomendaciones del sommelier.
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