Mexicanos festejan los goles de Corea a Alemania
No importó que la pizarra perpetuara un estremecedor México 0-3 Suecia, tampoco la agonía del reloj que sentenciaba una durísima derrota del Tri en el partido más importante de la fase de grupos. Aun así, en las gradas del estadio central de Ekaterimburgo miles de aficionados mexicanos celebraban con euforia y gritos desaforados… ¡los goles de Corea del Sur ante Alemania !
México sufrió ante Suecia como quizá no imaginó. Del entusiasmo a los lamentos. Del cielo al infierno. Y, afortunadamente, de la tristeza a los festejos y el regocijo. Las dos primeras victorias de México amortiguaron parte de una posible debacle, y esta noche, en Rusia, se confabularon con un triunfo coreano (2-0) ante Alemania, para alumbrar el camino de la Selección Nacional a los Octavos de Final de Rusia 2018.
Todo el desconcierto por el gol de Augustinsson en el arranque del segundo tiempo, la tristeza por un penal -legítimo e imparable- que anotó Granqvist, y un autogol de Edson Álvarez, quedó en el olvido por un cardíaco cierre de partido disputado al mismo tiempo, a casi mil kilómetros de distancia, entre Alemania y Corea. De ello dependía en gran medida cómo sería la clasificación de México a la siguiente fase.
Lo sabían todos los aficionados verdes que estaban en Ekaterimburgo. Y también todos los que estaban en distintas latitudes. Porque con los tres goles suecos a Alemania le bastaba un gol para clasificar y dejar fuera al Tricolor . Por eso prácticamente todos los mexicanos sacaron el dispositivo móvil y se enchufaron al verdadero epicentro de las emociones.
Corea estaba dando su mejor partido del mundial y ante Alemania, el vigente campeón. Había aguantado un 0-0 durante 90 minutos y, a pesar de que estaba eliminada, nunca se cansó de pelear y buscar el gol. Fue el minuto 92 cuando Kim Young-Gwon obró parte del milagro. Anotó el primer gol tras un tiro de esquina. Y entonces cientos de mexicanos estallaron al grito de gol.
¿Podría haber algo más dramático? ¡Sí! El árbitro corrió al VAR para validar la anotación por un posible fuera de juego de Gwon. Ekaterimburgo era un manojo de nervios. De pronto, una incontenible lluvia de cerveza brotó desde las gradas: ¡El gol era legítimo! Y los aficionados celebraban en grande. Pero aun faltaba más. Seis minutos fueron agregados como tiempo de compensación y, para fortuna de México, Son Heung-Min clavó al 96’ la diana más anhelada por México.
En las gradas de Ekaterimburgo todo fue fiesta y frenesí. Los coreanos no solo derrocaron al campeón, sino ayudaron a México a clasificar como segundo lugar del Grupo F. Inevitables fueron los gritos en la tribuna y en otras latitudes, “¡Hermanos, Coreanos, ya son mexicanos!”. Bendito futbol .